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Entrevista:

"Existe una relación entre los 'ultras', la droga, la delincuencia y los grupos racistas"

El fútbol español posee 32 grupos que engloban a unos 8.000 ultras. Su vigilancia supone unos gastos anuales de 1.000 millones de pesetas, un precio intolerable, según Puig de la Bellacasa.Pregunta. En la investigación por el asesinato de la dominicana Lucrecia Pérez apareció el nombre Ultras Sur. ¿Significa eso que el fenómeno de los ultras escapa ya de lo meramente deportivo?

Respuesta. Hay una relación entre estos grupos y la delincuencia organizada, el mundo de la droga y los movimientos extremistas o de carácter independentista con rasgos xenófobos y racistas. Si no se adoptan medidas, los ultras pueden ser un semillero de grupos violentos que en los próximos años pueden operar más allá de lo deportivo. Nos preocupa que grupos radicales o violentos puedan hacer una labor de proselitismo entre los ultras para conseguir adeptos.

P. ¿Qué responsabilidad tienen los clubes?

R. La irresponsabilidad de bastantes clubes ha favorecido el desarrollo de este tipo de grupos. Los clubes han sido, en muchos casos, semilleros de ultras. Los presidentes se han dado cuenta ahora de que han incubado un huevo de serpiente.

P. Sin embargo, muchos de ellos siguen financiando sus desplazamientos.

R. Los clubes tienen que acabar con los desplazamientos de los ultras. Es intolerable que haya que dedicar la gran mayoría de las compañías de reserva de la policía a la protección y vigilancia de estas personas. El contribuyente tiene que saber que esta broma le está costando 1.000 millones de pesetas al año. Es inaceptable, y no se va a mantener mucho tiempo, el espectáculo que dan esas bandas viajando con protección policial de provincia a provincia, dentro de un autocar, bebiendo alcohol y viendo porno duro.

P. ¿Qué pide usted a los clubes?

R. Los clubes se tienen que poner de acuerdo para que no se vendan entradas a los grupos violentos. El ciudadano tiene que saber que la vigilancia policial se ve disminuida porque hay que destinar efectivos para proteger a esas bandas. Y todo ello es consecuencia, en muchos casos, de la irresponsabilidad de los clubes. No hay que olvidar que el fútbol es un espectáculo privado, con una rentabilidad privada, y que en muchos países los clubes pagan a las fuerzas de seguridad estatales por su protección. Si no se toman medidas, actuaremos con la dureza necesaria.

P. ¿Es optimista?

R. Estoy convencido de que con la colaboración de los clubes vamos a erradicar el problema. En breve vamos a solicitar de los presidentes de Primera y Segunda un compromiso en este sentido. El club que no cumpla el acuerdo tendrá que ser denunciado, primero por los demás clubes y despuéspor la sociedad. Ellos tienen la responsabilidad de evitar esto.

P. ¿Por qué tanta exigencia hacia los clubes?

R. Por mucho que hagamos nosotros, si los clubes no llegan a la misma conclusión no hay nada que hacer. Espectáculos como los que se ven por ahí son patéticos. No es de recibo que porque un jugador sea negro se oigan ruidos selváticos y gritos racistas en la grada. Hasta aquí hemos llegado. Me quito el sombrero ante un entrenador como el del Valencia [Guus Hiddink], que ordenó retirar una pancarta nazi.

P. La comisión cumplirá su primer año el próximo mes. ¿Cómo valora su trabajo?

R. Muy positivamente. Hace un año afrontamos una situación muy delicada por la muerte de un niño en Sarrià. Fue un momento difícil. Nos encontramos con que había un incumplimiento reiterado y generalizado de la Ley del Deporte. Se trataba de cortar de raíz el consumo de alcohol, las bengalas y todos los aspectos que la ley ya prohibía.

P. ¿Se han conseguido esos objetivos?

R. Hemos abierto 143 expedientes a clubes y 212 a particulares. Los clubes se han dado cuenta de que la comisión no es el típico parche que se crea cuando no se sabe qué hacer.

P. Y el aficionado, ¿es consciente de eso?

R. Creo que sí. La situación que vimos en Grecia con el Atlético de Madrid es imposible en España. Tenemos que evitar que a las personas normales se nos ponga la cara colorada de vergüenza cada vez que vamos a un campo de fútbol.

P. ¿Y elfuturo?

R. Hemos invertido una tendencia preocupante. La situación actual es distendida. Lo prueba el que las propuestas de sanción contra los clubes casi hayan desaparecido.

P. ¿Qué medidas se van a adoptar en el futuro?

R. En breve será aprobado el decreto que regulará el reglamento de la Ley del Deporte. En cinco años todas las localidades de fútbol tendrán que ser numeradas y sentadas. En tres años habrá una unidad de control organizativo en los estadios y canchas de baloncesto. En dos años será obligatorio un sistema informatizado en el control de acceso a los estadios. Además, vamos a continuar con la experiencia de los voluntarios iniciada en Valencia, como un elemento de participación positiva frente a lo negativo de los ultras.

P. ¿Habrá mano dura contra los infractores?

R. La gente tiene que concienciarse de que la ley está para ser cumplida y que nosotros no podemos estar todo el tiempo con el palo detrás. En España hemos estado acostumbrados, ya desde el franquismo, a tener grandes tratados legales que luego no se cumplían a rajatabla. Eso se ha acabado.

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