El Deportivo desborda al Sevilla
El Deportivo impartió una lección al Sevilla y disipó todas las dudas razonables que se habían planteado sobre su rendimiento en las últimas jornadas. La agresividad del líder desbordó a un desorientado conjunto sevillista desde el primer segundo de juego.En sólo cinco minutos el Deportivo hizo olvidar todas las incertidumbres que habían sembrado sus grises actuaciones en las últimas jornadas. El equipo de Arsenio tuvo una de esas salidas fulgurantes que acostumbran a amedrentar a las escuadras que visitan Riazor.
Durante muchos minutos los sevillistas tuvieron que conformarse con mirar los toques, paredes y pases diagonales de un inspirado Deportivo.
Sin embargo, la ocasión más clara de toda la primera parte coincidió con el único episodio atacante de los andaluces. Maradona no vio el balón en 40 minutos pero cuando al fin logró encontrarlo casi mata de un infarto a todo Riazor. En el borde del área, hizo un caño a Mauro Silva y soltó un poderoso obús al larguero.
El alarde de Maradona no acobardó a los blanquiazules que respondieron con una clarísima ocasión de Bebeto al borde del descanso. Como quiera que el argentino no volvió a acechar, Fran, el otro número 10, decidió asumir su papel. En el segundo tiempo, el fino interior gallego -el tercer brasileño del Deportivo, como le han llamado algunos- pasó a ejercer el liderazgo incuestionable. Después de romper constantemente la banda izquierda del Sevilla y ordenar la mayoría de los ataques blanquiazules, remató la faena en el minuto 57, cuando logró encontrar lo que se le había negado durante toda la temporada: un rabioso zurdazo desde el borde del área que rompió la red de Unzué.
Pero Fran no se conformó con el gol. Un cuarto de hora después trazó una bella diagonal en el área para Bebeto, que fue derribado cuando se disponía a rematar. El Deportivo no aprovechó la ocasión para resolver el encuentro porque en el lanzamiento del penalti Unzué intuyó la intención del goleador brasileño.
El público, despiadado, comenzó a dar vítores al Betis, mientras el Sevilla, rabioso por el resultado, mostró los primeros ramalazos de la cara más fea del bilardismo, la que busca el tobillo contrario, aunque tampoco sirvió para mucho este recurso.
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