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El 'bote' histórico de 535 millones de pesetas reactiva la quiniela de fútbol

Más de 800 millones de pesetas (el récord es de 312 desde la temporada 1990-1991) se llevaría el único acertante de los 14 resultados en la quiniela de fútbol del próximo día 31 si, por añadidura, atinase con el pleno al 15. Esta posibilidad se deriva de los botes. El último, relativo al boleto del pasado domingo, que estableció la plusmarca de que no hubiese ningún uno, es de 535 millones, el mayor de todos, porque a lo más que llegó la intuición de siete jugadores fue a los 13. El sueño de un golpe de fortuna semejante es la mejor publicidad para una apuesta que en 1985 alcanzó su techo recaudatorio, 61.597 millones, y que acusó después la aparición de nuevas fórmulas, como la Lotería Primitiva, para los tentadores del azar.

Juan Antonio Cabrejas se revolvió, inquieto, en su asiento del estadio Calderón. Su Atléfico de Madrid le estaba dando la tarde ante el Athletic de Bilbao. Pero este ingeniero de minas que lleva dos años como gerente de las Apuestas Deportivas casi prestaba más atención al marcador electrónico que al césped. No en vano todos los equipos visitantes no sólo el vasco, se habían juramentado para depararle un quinielón: nueve equis y seis doses. Las variantes, sinónimo de millones de pesetas en premios, se habían lanzado al asalto. Por eso acudió al Patronato inmediatamente después del silbido final del árbitro Martín Navarrete.Las expectativas eran tan claras que no podían defraudarle. El moderno y vertiginoso, pues no requiere más de una hora, sistema para revisar los boletos se lo probó. No es que no hubiese ningún acertante de los 15 partidos propuestos en total, sino que tampoco lo hubo de 14. El récord desde la creación de la quiniela en su modalidad vigente, en la temporada 1948-49 (en un par de ellas, con anterioridad, se pronosticó sobre los goles marcados por cada conjunto), de que no se hubiera dado ni siquiera un uno como muestra de que los cuadros locales son los faavoritos de la lógica había sido excesivo para los jugadores.

Así, apenas siete (uno de Cáceres, que, de no colocar un fallido dos al encuentro Celta-Burgos habría completado los 15 porque atinó con el complementarlo; otro de Las Palmas, uno más de Palma, dos de Tenerife y otros dos de Barcelona) fueron capaces de llegar a los 13 aciertos, lo que ha de supo ner a cada uno 15.518.626 pese tas. Una suma bonita en sí misma, pero fea en comparación con la que cualquiera habría conseguido de ser el único con 14 y 15: 535.379.580.

Más de 500 millones, pues, que se acumulan como bote histórico para la jornada del próximo día 31. No puede incrementar las recompensas de las anteriores porque hay que dejar dos semanas de margen para estudiar cualquier reclamación que se produzca. Según Cabrejas, el escrutinio es tan riguroso que las impugnacions están virtualmente fuera de lugar. "A veces", advierte, "algunos tratan de engañarnos, pero sus procedimientos son tan burdos que... Aparte de las manipulaciones en los impresos validados [los otros, los que se pasan por las terminales, no admiten componendas], una argucia inocente, pero muy practicada, es la de dejar sin rellenar una columna de las ocho con el fin de poner en ella, tras los encuentros, los signos correctos. Sin embargo, las microfilmaciones y los resguardos con que trabaja el Patronato la detectan de inmediato".

En definitiva, quien fuese el único acertante de 14 y 15 en esa oportunidad final de enero podría embolsarse más de 800 millones de pesetas si la recaudación, como se espera, ascendiese a los 1.100 o los 1.200. La plusmarca, que data de la campaña 1983-84, antes de que surgiesen otras variantes de la suerte, como la lotería primitiva, es de 1.957. Hoy por hoy, gira en torno a los 1.000.

"Sucesos como éste benefician a la quiniela", comenta Cabrejas, "porque la ponen en candelero. Para mí, es la apuesta más bonita porque uno participa en ella con sus inclinaciones. No es tan fría como la bonoloto, pongo por caso, y no entraña riesgos porque no es de las calientes y quien más quien menos no arriesga más allá de las mil pesetas".

El reto de Cabrejas en sus dos años de gestión es reactivarla. Parece que lo está logrando porque en 1992 se recaudaron 34.107 millones (el Estado ingresó 754.000 por todas sus apuestas y loterías), un 30,19% más que en 1991. "En este sentido", considera, "la implantación de los premios para los de 11 ha sido fundamental porque son muchos más los que se contentan: las 744.094 pesetas y las 61.898 a que, respectivamente, tocan esta vez los de 12 y los de 11 son precisamente los mayores para ellos de la historia".

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