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La crisis de la 'quinta' atrapa a Prosinecki

El futbolista, cuyo fichaje alcanzó los 3.000 millones, ha perdido su juego largo y vertical

Prosinecki coge el balón atrás y se lo da en corto a Milla por la derecha o a Lasa por la izquierda. Casi siempre en horizontal o muy ligeramente adelantado. Raras veces falla en la entrega. Nada se ha perdido, pero tampoco nada se ha ganado. Porque suele suceder que veinte metros más adelante, ya en medio del campo, esta jugada se vuelva a repetir. Y es que la crisis de juego en la que está sumido el Madrid también ha amanerado las acciones del que estaba considerado hace dos años como el mejor futbolista joven del mundo.

No se puede entender que el Madrid realizara una inversión de 3.000 millones de pesetas por un jugador que basa el 89,5% de sus acciones en el toque corto de balón. Para realizar esa función hay multitud de jugadores. Porque se trata sólo de acompañar el trámite del juego. No hay que afrontar riesgos, por lo que el compromiso es nulo. Vale incluso jugar la pelota hacia atrás. Eso, en los entrenamientos, se llama rondo. Pues eso es lo que hace el Madrid en los partidos, utilizando como eje nada menos al que estaba llamado a ser el sucesor de Maradona.El juego de Prosinecki en el Estrella Roja, con el que fue campeón de Europa, era largo y vistoso. Todo lo contrario que en el Madrid, dos años después. En medio ha quedado una cadena de lesiones. Pero su estado físico no ha sufrido merma. Contra el Vitesse, el pasado jueves, recorrió 9.036 metros, distancia que es superior a la media de cualquier centrocampista. Su forma de juego, en cambio, se ha transformado.Al principio era demasiado impulsivo. Las ganas de triunfo le llevaban a practicar un juego individual y de riesgo innecesario. Ahora, ya atemperado su estilo, acusa la inseguridad que arrastra el equipo desde que la quinta entró en crisis. El partido que realizó ante el Vitesse es un ejemplo de ello.Seguir el trámite

Prosinecki intervino directamente en 89 jugadas con balón, cantidad igualmente elevada. De ellas, 69 fueron para dar juego a sus compañeros. El resto fueron pérdidas de balón (cuatro), cortes (ocho), tiros (dos) o contactos esporádicos. El encuentro era cómodo, sin marcajes al hombre, y propicio, por tanto, para el lucimiento. Prosinecki jugó, en cambio, a lo seguro. Sólo ocho veces arriesgó la posesión de la pelota con un pase largo; el resto, 61 veces, fue para acompañar el trámite del juego. Ocurre que si se abusa de éste se incurre en el amaneramiento.

Cuando el jugador por el que pasa, la organización ofensiva del equipo da tantos pases a Ramis (cinco), que jugaba por detrás de él, como a Butragueño, es que algo falla Pues eso sucedió contra el Vitesse. Y hay más datos que ayudan a comprender las razones por las qué se alarga la actual crisis de juego del conjunto madridista. Porque éste tiene que ser necesariamente lento si se juega con toques cortos en horizontal. Que el apoyo a cinco metros en Milla y Lasa sea el argumento de juego más utilizado por Prosinecki demuestra la desconfianza que tienen entre si los jugadores. Y así es difícil encontrar una identidad propia. También es revelador que Prosinecki apenas reparta juego a Butragueño. En sólo medio tiempo dio más balones a Alfonso (ocho) que al Buitre (cinco) en todo el encuentro.

Salva a Prosinecki el hecho de que aún no ha perdido del todo su talante ofensivo. Porque aunque dirigió la mayor parte de su juego hacia Milla y Lasa, si se considera a un solo jugador la pareja Zamorano. Alfonso, que se repartió el tiempo completo del partido, fue hacia esta posición donde dirigió más pases.

En cualquier caso, el seguimiento de Prosinecki en su último partido no ofreció datos espectaculares. Llama la atención su elevadísima efectividad en los pases (89,8%), pero se trataba de entregas sin ningún riesgo. Cuando enviaba el balón 40 metros hacia delante el acierto descendía al 62,5%, porcentaje que tampoco hay que menospreciar y que puede resultar demoledor si se prodiga más.

Lo más lucido de Prosinecki frente al Vitesse fue precisamente el centro que envió desde la línea de fondo y que originó el gol. Aunque fue un servicio sin un destinatario claro (Zamorano no llegó al principio a la pelota y Luis Enrique la dio tras un error de la defensa) era una jugada que llevaba peligro al haber desbordado a la defensa por el lateral y situar el balón en un lugar propicio para el remate.Jugada clásica

Fue una acción clásica de Prosinecki, con llegada a la línea después de dos regates. Esta jugada es la que se espera de él, pero que por su rapidez e improvisación parece reñida con el juego que ahora realiza el Madrid.

Prosinecki es un jugador con condiciones para lograr que un equipo se mueva al ritmo que él imponga. Porque mantiene una gran regularidad. Contra el Vitesse recorrió 4.324 metros en la primera parte para intervenir 45 veces en el juego y en la segunda sólo tuvo un contacto menos con el balón, pero fue capaz de hacer 388 metros más. No está parado un solo momento. Sus movimientos son, generalmente, en vertical. Casi siempre va al trote, que es más rápido de lo que parece por su gran amplitud de zancada. Ello le permite estar siempre muy cerca de la jugada, tanto en un área como en otro. El jueves pisé la holandesa diez veces y la suya propia, siete. Por eso es el jugador más apropiado para dotar de personalidad a un equipo. Siempre que el suyo no sea el juego de tuya-mía para el que cualquiera vale.

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