Cotilleo sexual entre los muros del Kremlin

La vendedora de periódicos del quiosco situado en la cafetería del Gran Palacio del Kremlin nunca había visto cosa igual. Abrió el puesto a las ocho de la mañana del pasado jueves y, en menos de hora y media, los 300 ejemplares del semanario Sobesednik (Compañero) habían desaparecido de las estanterías. "Normalmente, nada se vende tan deprisa", dijo.¿Qué era lo que los augustos miembros del Congreso de los Diputados del Pueblo de Rusia estaban tan ansiosos por leer? Nada referente a las agrias discusiones sobre la situación de su país, que ya viven en directo desde sus escaños, sino los Apuntes de una chica mala, unas jugosas revelaciones que Daría Aslamova, una joven periodista de 23 años, despacha en las dos páginas centrales del primer tabloide ruso con información sensacionalista y cotilleos varios.

Este semanario, dedicado a un público joven, se convirtió la pasada semana en bocado apetecible para los políticos de mediana edad que queman sus horas en el Kremlin, que querían enterarse de quiénes eran los hombres a los que Aslamova asegura haber besado. Entre ellos, dos de los mayores pesos pesados del Congreso: el portavoz de 50 años Rusla Jasbulatov y el líder de la principal coalición opositora, Nikolái Travkin, de 45 años.

"Me encantan los hombres enérgicos que sueñan con remodelar el mundo de acuerdo con sus planes", explica Aslamova. "Me gusta la gente con ambiciones grandiosas, es imposible aburrirse en su compañía".

"Jasbulatov me pareció un hombre de acción con un toque de bulldog", dijo la periodista. Darla lo conoció gracias a un amigo, que la presentó a él como Miss Universidad del Estado de Moscú. Jasbulatov la invitó a conocer su colección de pipas, regando la velada con un buen vodka polaco. "Conocía a las mujeres y cómo hablar con ellas. Estaba claro que me deseaba. Y es difícil que exista en el mundo una mujer que pueda resistirse al fuego de los ojos de un hombre, incluso si éste parece Quasimodo", describe Daría. Los rusos, bastante permisivos en cuanto a la moral privada, se han visto sorprendidos por la aparición en los papeles de estas declaraciones, referidas precisamente a dos de los principales enemigos políticos del presidente Borís Yeltsin. Y es que para ellos es muy distinto lo que saben que ocurre y lo que de hecho queda escrito en la prensa.

Sin embargo, Daría ha demostrado que, a pesar de todos los desastres económicos que sacuden a la antigua Unión Soviética, de las tensiones nacionalistas y las inacabables discusiones políticas, Rusia ya ha conseguido incorporar uno de los elementos más folclóricos de las democracias occidentales: el escándalo sexual. Aslamova ha anunciado que muchos otros nombres aparecerán en el libro que recoge sus experiencias, de pronta publicación, según sus propias palabras, en un indeterminado periódico europeo, después de haber sido rechazadas por los editores de la mayor parte de la prensa rusa considerada seria.

The Independent / EL PAÍS.