Un campeón hecho pedazos
El Estrella Roja, víctima del exilio de sus jugadores
El Estrella Roja se aprestaba hace un año a viajar a Tokio, donde ganaría la Copa Intercontinental al superar por 3-0 al Colo Colo. Pocas semanas antes y tras la negativa de la UEFA a que se jugase el partido de vuelta en Belgrado, había perdido la Supercopa europea al ser batido por el Manchester United por 1-0. Desde entonces se ha culminado una virulenta destrucción del ex campeón de Europa.
Ahora se antoja incongruente el empeño del ex entrenador madridista Miljan, Miljanic en impedir el traspaso de Robert Prosinecki, del que dijo que sólo se produciría sobre su cadáver. Parece pertenecer a una época lejana la polémica sobre la legalidad o no de una norma yugoslava que protegía sus intereses prohibiendo la emigración de los futbolistas que no hubiesen cumplido los 26 años.La sangre y las lágrimas de una guerra fratricida han convertido todo eso en algo irrelevante. También han convertido aquel gran Estrella Roja en un campeón que se ha quemado en un abrir y cerrar de ojos. Algunos ex jugadores suyos han recalado en España, pero ni ellos ni los que lo han hecho en otros sitios han recuperado la fuerza y la brillantez de aquel conjunto.
Sin su público
Visto con frialdad, el Estrella Roja pudo haber defendido su corona europea con éxito por que, pese a la marcha de Prosinecki, le quedaban suficientes recursos para lograrlo. Pero su exilio a Bulgaria y Hungría, impuesto por la UEFA, lo dejó sin el apoyo del público serbio en sus partidos como anfitrión. Además, cuando ese organismo decidió que la expulsión de Savicevic en Tokio era sancionable para la Copa de Europa, se vio sin su figura más llamativa durante la fase crucial de la líguilla y acabó siendo elimina do por el Sampdoria al perder por un expresivo 1-3 en Sofía.Quizá lo más curioso es que ahora se exige a los jugadores del Estrella Roja que, pese a la situación en su país, sigan funcionando sobre los terrenos como si nada. Resulta justificable describir algunas de las críticas a Prosinecki, fruto de un matrimonio serbio-croata, como duras y poco comprensivas. Lo cierto es que ni el centrocampista ni sus ex compañeros exhiben su gran forma de antaño.
La excepción que prueba la regla es Vladímir Jugovic. El joven medio, de 23 años y recién fichado, se ha convertido en una de las piezas clave del Sampdoria y en el mayor éxito de los que han aterrizado en el calcio. Sinisa Mihailovic, también de 23, no pasa del suficiente en el centro del campo del Roma. A su vez, Dejan Savicevic ha sido una estrella menguante en el firmamento del Milan, en el que apenas se ha asomado a la alineación. Las actuaciones de Darko Pancev en el Inter sugieren que su Bota de Oro fue algo anecdótico. Su técnico, Osvaldo Bagnoli, subrayó su opinión sobre el goleador a la hora de confeccionar su equipo para dar la batalla al Milan hace unas semanas. Con el alemán Matthias Sammer lesionado, prefirió actuar sólo con dos extranjeros, Igor Shalimov y Rubén Sosa, a incluir a Pancev, que sólo apareció cuando Sosa se lesionó.
En otros países tampoco brillan los ex estrellas. El portero Stevan Stejadinovic no ha mejorado su imagen tras el traspaso al Amberes. El extremo Dragisa Binic, ya con 31 años, ni siquiera cobra en una divisa fuerte en el Slavia de Praga mientras Ilie Najdoski se refugia en la Segunda División española con el Valladolid y, eso sí, con la ventaja de cumplir misiones más defensivas que creativas y alcanzar niveles aceptables sin tener que sacar conejos de la chistera. La misma teoría es aplicable al marcador Refik Sabanadzovic en el AEK de Atenas.
Expectativas dudosas
Aun así, la situación sigue siendo poco propicia para que los compradores cosechen dividendos inmediatos. A pesar de desempeñar un papel defensivo, Miodrag Belodedici entra y sale de la alineación del Valencia mientras soporta no sólo las tensiones políticas del país que adoptó tras su huida de Rumania, sino también el peso de las grandes expectativas generadas en la capital valenciana por la llegada de un libero catalogado por muchos como "el mejor del mundo".Ahora que el Barcelona, sucesor del Estrella Roja, se prepara para defender el estandarte europeo en Tokio, tal vez sea el momento adecuado para reflexionar sobre el campeón destrozado por la guerra y unos futbolistas que han podido escapar al conflicto, pero que no están en condiciones óptimas para seguir siendo de los más importantes.
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