El británico Nigel Burgess, segunda víctima de la Vuelta al Mundo de vela en solitario
La Vuelta al Mundo en solitario se ha convertido en una regata trágica. Si el miércoles se perdieron las esperanzas de encontrar con vida al estadounidense Mike Plant, de 42 años y que cuando se dirigía a Les Sables d'Olonne, donde comenzó la prueba el pasado domingo, fue víctima de la rotura del bulbo de la quilla de su velero, ayer se halló el cadáver del británico Nigel Burgess, de 49, que debió de caerse al agua, conmocionado por un golpe en la cabeza, mientras hacía frente a un fuerte temporal desatado ante las costas gallegas. José Luis Ugarte, el único español participante, sufre problemas técnicos en su embarcación y ocupa la última posición de los siete que se mantienen en liza, pues otros seis han regresado al puerto francés de salida para procurar solucionar los de las suyas.
Las desgracias se suceden. A Plant se le ha dado por "perdido y presumiblemente muerto" después de que los submarinistas de un remolcador francés no encontrasen rastro alguno de él al examinar su monocasco, Coyote, invertido y a la deriva unas 700 millas al suroeste de Irlanda. A Burgess se le ha hallado cerca del cabo de Finisterre flotando inerte con su vestimenta de inmersión puesta. El primero, al que se le buscó "mientras había alguna posibilidad razonable de que permaneciera vivo", según el oficial norteamericano David Silva, padeció el infortunio de la rotura del bulbo de la quilla de su velero. El segundo, a bordo de su Dog Watch II, un temporal con vientos de hasta 120 kilómetros por hora, olas de seis metros de altura y visibilidad casi nula.Las prisas aconsejaron mal a Plant, que apenas dispuso de tiempo para examinar su embarcación, construida de manera urgente. Las exigencias de su patrocinador le obligaron a dedicarse más a promocionar su aventura competitiva en las emisoras de radio y televisión que a vigilar minuciosamente el proyecto del Coyote, en el que se invirtieron 650.000 dólares (unos 75 millones de pesetas) y cuyo diseño fue criticado por varios expertos al considerarlo demasiado cerrado.
Plant partió de Nueva York el 16 de octubre y era esperado el 31 en Les Sables d'Olonne. El 21 avisó de que sus sistemas electrónicos habían fallado. No volvió a saberse de él hasta que con mucho retraso se identificó como suya una señal de emergencia captada el 27. La dilación fue motivada, al parecer, porque el acelerado Plant había omitido registrar su radiobaliza antes de abandonar su país. Un petrolero liberiano localizó su monocasco unas 400 millas al norte de las islas Azores. No había señales de Plant.
A Burgess le hallaron ayer otros buceadores franceses. Se le buscaba desde el miércoles, cuando, a 65 millas de la costa gallega y en medio de la tempestad, emitió una señal pidiendo auxilio.
Burgess, un millonario vendedor de yates en Mónaco, tomó precauciones ante la galerna, ya que se colocó el traje de inmersión y se adhirió a su cuerpo dos radiobalizas. Se cree que pudo fallecer tras recibir un impacto: " No murió ahogado o de frío porque se puso su chaleco para mantenerse a flote y evitar el contacto directo con el agua".
Mientras tanto, Ugarte, de 64 años, navegaba al cierre de esta edición en la última plaza. Su Euskadi-Europa 93 ha perdido el aerogenerador y tiene averiado el sistema electrónico. Ugarte, a quien le quedan los paneles solares para cargar la batería, no había perdido su sentido del humor: "No obtengo la velocidad del viento. Tendré que poner lanitas en los obenques como en los viejos tiempos".
Seis regatistas han tenido que volver a Les Sables d'Olonne. Entre ellos, algunos de los favoritos: Jean-Luc van den Heede, Philipe Potipon, Yves Parlier y Loïck Peyron.
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