La rentable monarquía de Ion Cioaba
Un adinerado rumano de 52 años se autoproclama "rey de los gitanos del mundo"
Lograr audiencia en su oficina de la avenida de Alba Iulia de la ciudad transilvana de Sibiu no es fácil. "Sa majestatea" Ion Cioaba recibe en un sobrio despacho frente a su "casa regala" (casa real), como nombran sus tarjetas de visita a su chalé, puro lujo en Rumania. Después de asistir al, recital de Michael Jackson, Ion Cioaba, desde el 8 de septiembre "rey de los gitanos del mundo", recibe a los periodistas bajo un cartel con su retrato. Con mofletes coloreados y arrugas borradas por hábil retocador, la fotografía es obra de aquellos propagandistas comunistas de Rumania que amarraban al conducator Nicolae Ceausescu a la eterna juventud.Dos monumentales anillos de oro en cada mano -uno de ellos con la estrella de Mercedes Benz-, una gran cadena al cuello y otra en la muñeca derecha dan fe del cariño y respeto por el noble metal de este hombre gordo, de voz pausada y zamarra de cuero. El oro le importa. "Más de 20 toneladas de oro y 40 toneladas de plata nos quitó a los gitanos rumanos el régimen hitlerista rumano entre 1941 y 1945". A esto se debe, dice, parte de la miseria que azota a su raza. Así de simple.
También el régimen de Ceausescu requisaba el, oro a los gitanos. Es el único aspecto negativo del dictador que recuerda Cioaba. Con él, la Securitate ni siquiera tuvo éxito. Los siete kilos de oro de la corona que se hizo poner y bendecir por popes ortodoxos en la ceremonia de su coronación eran de su patrimonio, dice. Ahora, la joya está en un banco. "Es peligroso tenerla en casa".
Cioaba es muy crítico con el acuerdo de repatriación de gitanos rumanos firmado por Bonn y Bucarest, sobre todo con que el dinero que Alemania pagará sea gestionado por el Gobierno rumano. Preferiría hacerlo él. Dirige la Unión Democrática de los Gitanos, que consiguió unas decenas de miles de votos, pese a que, según asegura, todos los 3,5 millones de gitanos son sus leales súbditos. En esto hay quien discrepa. Otro gitano de Sibiu, lulian Radulescu, se acaba de proclamar emperador de los gitanos y considera a Cioaba su vasallo, si bien díscolo.
"Ion Cioaba es un farsante que hace mucho daño a la comunidad gitana con sus gravísimos problemas y explota la ignorancia de éstos para que todos sus hijos conduzcan coches Mercedes", manifiesta Octavian Buracu, líder del Movimiento por el Diálogo Interétnico. "Su mascarada está auspiciada por Bucarest para desprestigiar a la monarquía rumana".
Todo parece ser una cuestión de familia o quizá dinastía: el partido, la monarquía, la revista literaria que edita su hija, Luminica Mihal, y en la que casi exclusivamente pública ella, y el taller de calderería, cuyos productos -sugiere la hija- el periodista, debe comprar como prueba de agradecimiento por la deferencia que es la entrevista. Además, Cioaba posee un café, también muy cerca de la "casa regala". Su nombre, por supuesto, Gipsy King.
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