13 y martes, casados y embarcados
Ayer sólo contrajeron matrimonio quienes no tenían más remedio
Pocas bodas se celebraron ayer, martes y 13, día de mal fario. Unas 30 parejas se unieron en Madrid en los juzgados de la cale de Pradillo, aquellas que aceptaron el día asignado, pues los que desean elegir la fecha de su ceremonia civil han de esperar al menos año y medio. Alguna pareja de recién casados hasta desafió al tópico, embarcando rumbo a Italia. Por lo demás, el martes 13 de octubre de 1992 no trajo sobresaltos. Puede que la mala suerte sufriera una imponente resaca después de tres días festivos, o que en un ambiente de crisis no consiga hacerse notar.
No queda del todo claro si las parejas madrileñas confían más en la eternidad de su amor que en el alcance de los malos augurios, o simplemente no celebran como antes la ceremonia nupcial. Ayer por la mañana, algunos novios se acaramelaban ante las cámaras de televisión que acudieron al Registro Civil de la calle de Pradillo, donde se celebraron una treintena de enlaces. Cifra bastante normal, teniendo en cuenta que sólo pueden escoger día y hora aquellas parejas acostumbra das a obrar con previsión. "Queríamos otra fecha, pero había que esperar hasta un año y medio. Al decirnos 13 de octubre, ni siquiera caímos en que era martes. Ahora nos hace mucha gracia", afirmaban unos recién casados. En las iglesias apenas hubo trajín. Altares solitarios, "porque casi todas las bodas se celebran los viernes, sábados y domingos", contaban en la parroquia de la Concepción.Panorama parecido en los salones, hoteles y restaurantes especializados en rematar con un menú la obra de Cupido. De los locales consultados por este periódico no celebraron banquetes lugares tan tradicionales como Lord Winston, Bodas París, Lady Ana, Mayte Commodore, Le Petit París, De Torres, Ondarreta o Salones Hiroshima. "Tampoco hay bodas todos los días, ni todos los matrimonios se celebran a la manera clásica", comentaba uno de los encargados. "El sábado tuvimos dos, el miércoles habrá una. No es buen día, sobre todo después de tanta fiesta".
Ni la marcha nupcial ni el ¡vivan los novios! llegaron a entonarse en un buen número de hoteles madrileños. No hubo bodas en el Eurobuilding, la cadena Meliá, el Plaza, Barajas, Alameda, Monte Príncipe, Miguel Ángel, Centro Norte, Suecia, Convención, Victoria, Ambassador, Monterreal, Praga o Novotel. La recepcionista del hotel Villamagna afirmaba al percatarse de que era martes 13: "No sólo no hemos tenido bodas, sino que no se ha registrado ninguna orden de servicio en los salones destinados a congresos y reuniones. Yo, por si acaso, he comprado lotería".
Los loteros de la conocida administración de Doña Manolita ni siquiera sabían el día en que vivían. Los décimos se vendieron con toda normalidad, como normal ha sido la afluencia de viajeros al aeropuerto de Barajas. "¿Martes y 13?", comentaban en el gabinete de prensa de la compañía Iberia, "pensé que me hablabas de los humoristas. Hasta mañana, [por hoy] no podemos dar cifras, pero de haberse registrado alguna incidencia nos habríamos enterado. El trayecto Madrid- Barcelona, conocido como Puente Aéreo, es el que registra un mayor número de viajeros, y te diré que el martes pasado, por ejemplo, fue utilizado por casi 8.000 personas. Para no herir susceptibilidades, los aviones carecen de fila número 13, vienen así de fábrica".
En uno de los despachos de billetes de la misma compañía aérea, el volumen de ventas fue normal, "incluso con prisas. Mucha gente nos solicitaba billetes, para viajar en el día, sin darse cuenta de la fecha".
Embarcarse es la otra actividad prohibida para las víctimas de la superstición. En el estanque del parque del Retiro, las aguas estaban tranquilas, no tanto por cuestiones de fortuna como por coincidir con una mañana otoñal de temperaturas menos que templadas y con amenaza de lluvia. Quien embarcaba era una pareja de recién casados, que iniciaba ayer su luna de miel. Se casaron el sábado y partían en martes y 13 rumbo a Italia, esperando disfrutar de su periplo nupcial. Aguardaban tranquilamente el momento de iniciar el vuelo.
Evitar el médico
Sin embargo, los trabajadores de una empresa periodística que se someten estos días al reconocimiento médico anual prefirieron dejar la revisión de su estado de salud para un día que no cayera en 13 y martes.
"En realidad, lo que atrae a la mala suerte es precisamente esa predisposición a creer que algo malo nos va a suceder", comenta Aitor Goiricelaya, numerólogo. "Se dice que todo viene de la última Cena de Je sús, donde Judas era el comen sal número 13, pero en Europa la creencia existía antes de Cristo. El 13 es el número del cambio, rompe la armonía del 12. Los griegos aseguraban que el padre de Alejandro Magno murió el día en que instaló su estatua entre los 12 dioses del Olimpo, y para los británicos, el viernes, día de la diosa Venus, está escrito en negro. Al menos el martes es el día de Marte, dios de la guerra, símbolo de accidentes y de vio lencia. Según el calendario planetario, el 13 de octubre de 1992 está regido por el número 8; entonces, ¿hoy qué puede su ceder? Absolutamente nada".
Casi un buen día
"¡Ojalá todos los días fueran martes y l3!", comentaba ayer el portavoz de la Policía Municipal a última hora de la tarde. "Ha sido una jornada extraordinariamente tranquila. Al cesar la lluvia, se han registrado menos colisiones en el tráfico, y las calles han estado en calma. Tan sólo un incidente, en el metro, en el que ni siquiera hemos tenido que intervenir. Digamos que la ciudad tuvo un buen día".Josefa P. L., sin embargo, tuvo poca suerte en este día negro para supersticiosos. Dos individuos que visitaban su piso en la plaza de San Juan de la Cruz como posibles compradores le desvalijaron la vivenda. Los farsantes le ataron las piernas con sus propias medias. El balance se cierra con cuatro detenciones y la recuperación de tres coches robados. En los parques de bomberos, la alarma sonó sólo cuatro veces, mientras el domingo se dejó oír en una docena de ocasiones. La suerte intervino en un intento de suicidio, salvando la vida de un individuo que había escogido un mal día para quitarse la vida, arrojándose desde la terraza de su hogar.
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