John F. Kennedy
padecía la enfermedad de Addison, según han confirmado los médicos que examinaron el cuerpo después de su muerte a la revista Journal of the American Medical Association. Kennedy fue tratado de la enfermedad en 1954, cuando se le operó de la espalda, según confirmó a la revista uno de los médicos del equipo quirúrgico. Por otra parte, uno de los forenses que intervino en la autopsia, Pierre Finck, confirmó que en el cadáver no se encontraron trazas de las glándulas suprarrenales, uno de los síntomas más claros de la enfermedad descrita por el médico inglés Thomas, Addison en 1855. La enfermedad de Kennedy, que es mortal si no se somete a tratamiento al enfermo, fue un secreto a voces durante su campaña presidencial. Sin embargo, varios historiadores han resaltado que un padecimiento de este tipo hubiera roto la imagen de dinamismo que intentaba dar el joven candidato. Como consecuencia, se intentó disfrazar cualquier alusión al tema con declaraciones como la de que sufría simplemente de una "insuficiencia" hormonal, la de que no tenía la enfermedad "clásica de Addison" o simplemente que ya había sido curado de ella.
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