Fischer se niega a pagar sus impuestos en EE UU
El ajedrecista Bobby Fischer insistió ayer en su desafío a la Administración de los EE UU y anunció que no pagará impuestos sobre los ingresos correspondientes al encuentro que disputa en Sveti Stefan (Montenegro) con el francés Borís Spasski. Además, Fischer afrontará una acusación por violar el embargo internacional contra Yugoslavia que puede implicar una condena de diez años de cárcel.
El gran jugador norteamericano ha vuelto a la competición después de abandonar la escena en 1972, tras ganar el campeonato mundial frente a Spasski, entonces ciudadano soviético. Desde entonces, Fischer ha vivido una vida de reclusión. De ahí que su presencia en Montenegro, en medio de los conflictos bélicos que se viven en la antigua Yugoslavia, haya provocado una conmoción en los medios ajedrecísticos. 20 años después, Fischer mantiene su compleja personalidad y la actitud extravagante que le convirtieron en un hombre imposible de dominar por las autoridades deportivas y políticas en la mejor época del jugador.
El estadounidense aventaja a Spasski por tres victorias a dos en un encuentro que ganará quien logre diez. Los premios suman 5 millones de dólares (475 millones de pesetas); de ellos, unos 300 para el vencedor.
Si éste es Fischer, deberá pagar una tercera parte en impuestos, según Gimm Bert, diplomático de la embajada de EE UU en Roma, en una conversación telefónica con El País. "No es el único que se niega a pagar", añadió Bert, "pero cuando llegue el mes de abril, y [Fischer] lea lo que le puede pasar si no lo hace, es probable que cambie de opinión". Hace dos semanas, Fischer escupió sobre un documento del Departamento del Tesoro que le acusa de violar el embargo y aseguró que volverá a EE UU tras el encuentro con Spasski.
Sus ingresos desde que se retiró como campeón del mundo, en 1972, "han sido muy escasos" según sus pocos amigos, que siempre exigen el anonimato. A pesar de ello, Fischer no ha pagado los impuestos federales de California -reside en Los Ángeles- desde 1977 en protesta por el sobreseimiento dé una querella contra la revista Time por varias decenas de millones de dólares bajo la acusación de falsear la verdad e incumplir un contrato.
El mítico ajedrecista, que se autodenomina "campeón del mundo" a pesar de su largo retiro de la competición, reiteró que no negociará con el ruso Garri Kaspárov, actual poseedor del título, para que ambos disputen lo que ya se denomina "el duelo del siglo", hasta que la editorial Cultura Física y Deportes, de Moscú, no satisfaga una supuesta deuda "de 100.000 dólares (9,5 millones de pesetas), como mínimo" por los derechos de autor de su libro Mis 60 mejores partidas.
Preguntado por sus relaciones con la federación de ajedrez de EE UU, cuyo presidente es el exsoviético Maxim Dlugy, amigo de Kaspárov, Fischer contestó: "No tengo nada que ver con ellos; forman un terrible grupo de criminales prosoviéticos que utilizan mi nombre con fines publicitarios sin mi permiso. Editan la revista Chess Life [vida del ajedrez], a la que yo llamo Chess Lies [mentiras de ajedrez]".
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