El Madrid alcanza la final del Trofeo de Salamanca sin mejorar su imagen

No ha comenzado la Liga y Benito Floro ya hurga en el baúl de las excusas. Ayer tuvo que emplearse para justificar el escuálido 0-1 conseguido ante el Salamanca, un equipo de la Segunda División B, en la primera semifinal del trofeo veraniego de la ciudad. Floro siguió con sus pruebas, pero el equipo no mejoró su imagen en el Helmántico. Alcanzó, al menos, la final. Algo es algo.Del tono endeble del encuentro pudieron extraerse ciertos detalles para la hinchada madridista. El gol de Zamorano (m. 27), una esforzada vaselina, reflejó dos cosas: la capacidad del chileno y su simpatía con Michel. Ambos están llamados a formar una de las sociedades más productivas de la Liga. La movilidad y olfato del joven Jovicevic fue otro buen apunte, sobre todo por tratarse de su debú con el primer equipo.

Poco más hubo. Floro prescindió de Butragueño y Prosinecki y alineó un once muy novedoso. En la segunda mitad efectuó cuatro cambios, lo que alteró aún más el mediocre rendimiento del equipo. Sin Michel ni Zamorano, aquello no fue lo mismo. El Salamanca no ofreció serias aspiraciones de triunfo. Todo su juego se limitó a un par de ocasiones, sin llegar a inquietar seriamente a su rival.

Real Madrid: Jaro; Sanchis (Villarroya), Rocha (Nando), Tendillo, Chendo; Michel (Jovicevic), Toril, Milla, Aragón; Zamorano (Llorente) y Esnaider.