Rocha asume que tendrá que ganarse de nuevo la continuidad en el Real Madrid
Ricardo Rocha asume que tendrá que volver a demostrar su valía para continuar en el Real Madrid; que, pese a la promesa de Ramón Mendoza, el presidente, tendrá que pelear todavía para conseguir la renovación de su contrato por dos años. Reconoce, eso sí, que estaría mucho más tranquilo si firmara ya. No obstante, aún confía en el dirigente, al que le recomendó, no se sabe si con ironía o sin ella, que aprovechase al máximo sus vacaciones.
Rocha no ha pasado unos días muy buenos. Se fue de vacaciones con la decepción del título de la Liga perdido y con el desánimo de sentirse incompatible en el centro de la defensa madridista con Sanchis, pero, a la vez, con la satisfacción que le produjo la promesa de Mendoza de renovar su contrato, que vence en junio de 1993, por dos años más. Sin embargo, a su regreso, se encontró con un nuevo técnico, Benito Floro, que parece no compartir la opinión del presidente y paralizó su renovación porque cuestiona su continuidad.El defensa brasileño recibió con sorpresa la noticia. Trató en vano de recibir una respuesta del club y cayó en el desánimo. "Estoy triste y aburrido", llegó a decir; "no me merezco un trato así". Floro habló con él y le puso las cosas claras: la renovación dependerá del informe que haga la comisión deportiva; lo que hubiera dicho antes el presidente, ya no tiene validez.
Rocha aseguró ayer haber superado los malos momentos: "Al principio, como es lógico, estaba molesto. Ahora, no. El tiempo pasa y tengo que olvidar lo sucedido. He de trabajar y punto. Se ha producido un cambio de entrenador y es normal que tenga que ser el que decida. Respeto su criterio".
Sin obsesionarse
El suramericano prefiere olvidar el asunto y optar por una filosofía más positiva. Sabe que, si se obsesionara con la promesa incumplida, el gran perjudicado sería él. "Tengo que continuar con mi trabajo", afirmó; "no puedo pensar sólo en renovar mi contrato. Hasta hace unos días estaba obsesionado con el tema, pero ahora sólo me preocupo de trabajar. El conseguir una prórroga de dos años sería bueno. Pero, pase lo que pase, me queda una temporada de esfuerzo y tengo que centrarme en ella".
El defensa madridista ha aprendido del conflicto que en el mundo del fútbol vale mucho más una rúbrica que una palabra. "No cabe duda", indicó, "que lo mejor es firmar un minuto después de terminar una negociación. Cuando hablé con Floro, ya le dije que para jugar más tranquilo lo ideal sería estamparla. Pero, de todas formas, mantengo mi confianza en Mendoza. Por eso me es mucho más fácil superar el trance".
La imagen que Rocha tenía del presidente no ha variado: "Le debo estar en el Madrid. Por mucho que se diga, él fue quien me trajo. Eso no lo podré olvidar nunca. Renueve o no renueve, mi confianza en él seguirá intacta. Para un jugador lo más importante es tener confianza en uno mismo y, después, como complemento, en los dirigentes".
Rocha intenta desde hace unos días localizar a Mendoza para hablar sobre el asunto. Pero ni siquiera las largas del presidente le hacen modificar su opinión sobre él. "Hay que tener en cuenta", declaró, "que está de vacaciones. Es mejor que aproveche al máximo estos días de descanso, como hice yo en su momento. Cuando vuelva, ya charlaremos".
El caso es que, pese a la efectividad demostrada por Rocha en la temporada pasada como defensa central, ahora se le cuestiona. El principal argumento que justifica esta paradoja parece encontrarse en la variación del sistema defensivo. En la campaña anterior, tanto con el yugoslavo Radomir Antic como con el holandés Leo Beenhakker, se jugó con un marcaje al hombre. En ésta, Floro quiere imponer la zona.
Rocha se muestra aún más sorprendido por esta circunstancia: "Me da igual lo que piense la gente. Lo que vale es mi manera de jugar. Lo curioso es que en Brasil siempre defendí en zona. Cambié, precisamente, cuando llegué aquí".
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