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LeMond y Chiapucci rentabilizan una emboscada

Miguel Induráin abandonó Francia con la mirada fija en Gianni Bugno y llegó a Bruselas con dos rivales más sobre su espalda: Claudio Chiapucci y Greg LeMond. El peso comienza a ser excesivo. Chiapucci y LeMond aprovecharon lo alterado del recorrido y la incompetencia del Banesto y del Gatorade para controlar la carrera y cruzaron el Atómium con 1.22 minutos de ventaja sobre el pelotón. El italiano ya es tercero en la general, con 1.59 minutos de ventaja sobre el navarro, y el estadounidense, quinto, con 1.04 segundos. Ganó al sprint el francés Laurent Jalabert. Buena noticia para el equipo ONCE.

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Guerra de nervios

La contrarreloj del lunes, en Luxemburgo, comienza a perder el rango de rentable inversión con que el Banesto la había definido después del patinazo de la cronometrada por equipos de Libourne. No está tan claro ya que Induráin vaya a conseguir allí los ahorros necesarios para afrontar con solvencia los Alpes. De entrada, Chiapucci sumó ayer un buen paquete de segundos para aguantar la segura embestida de Induráin. LeMond hizo lo mismo, pero con la diferencia de que el estadounidense disfruta mucho más contra el cronómetro que el italiano. De Bugno poco hay que decir. En comparación con Induráin, resultó menos damnificado. Lo malo no acaba ahí: ninguno de los tres, con la única duda de LeMond, se amilana en la montaña.Nada bueno podía esperarse del ritmo frenético de la carrera y del exceso de celo conservador del Banesto y del Gatorade. Echávarri lo repitió ayer: "Induráin no puede estar en todas las guerras". Lo malo es que ayer faltó a la suya. Mínima excusa sí hubo: el trazado diseñado por Eddy Merckx, sinuoso, mal asfaltado, con tramos de pavés y contínuas subidas y bajadas a lo largo de siete cotas de montaña breves pero durísimas, resultó tortuoso, más propicio para una clásica belga que para el Tour. La lluvia, presente en el primer y último tramo, puso lo justo para abonar la etapa a las acciones guerrilleras, a las emboscadas.

Nada de todo ello minimizó la lectura final de la etapa y su más evidente conclusión: la debilidad del Banesto para manejar el gran grupo. Fallaron todos. Induráin por pegarse a Bugno y olvidarse de los demás. Delgado, por no aprovechar las aventuras de otros suicidas para restar algún minuto en la general. El resto, por no proteger a sus líderes en los momentos en que había que arriesgar. Lo sucedido no fue una sorpresa: Echávarri advirtió en la salida de Roubaix que el trazado podía favorecer a LeMond y tanto el estadounidense como Chiapucci dieron su primer aviso en el kilómetro 22 en una primera tentativa de escapada que el pelotón neutralizó 18 kilómetros después.

Escaramuzas

Las escaramuzas iniciales de Marie, De Clercq, Arnould, Frison, Bishop y Fondriest - en un primer grupo - y de Alcalá, Rooks, Chioccioli, Cubino yRoosen - en otro, más tarde -fueron, al final, un simple aperitivo en comparación con la aventura final. Se había cubierto el kilómetro 140, faltaban 27 para la meta y el pelotón no parecía dispuesto a un nuevo encargo: justo lo que necesita Chiapucci para hacer de las suyas. Aprovechó una bonificación y le siguieron LeMond, Holm y Jalabert. La sorpresa del gran grupo se tradujo en 1.10 minutos de diferencia en el kilómetro 151. Una caída sobre el pavés sesgó el pelotón y aumentó la confusión. La lluvia, intensa en esos momentos, se puso del lado de los escapados. No hubo ya capacidad de reacción.

"No ha habido ningún error. Nosotros no tenemos que ganar el Tour en Bruselas", dijo José Miguel Echávarri, director deportivo del Banesto.

"El Tour ha cambiado para mí", manifestó Chiapucci. "La táctica del Banesto y del Gatorade no existe. No son los patrones de la carrera. Voy a seguir atacando y después de la contrarreloj empezará otra carrera distinta", señaló ayer, a escasos metros de Induráin. El navarro, impasible como siempre, comentó: "He cumplido. En todo momento he estado junto a Bugno". Echávarri consideró la etapa muy propicia para hombres arriesgados como Chiapucci y para buenos estrategas como LeMond. "Era perfecta para ellos. No ha sido una sorpresa lo que ha pasado. Miguel ya sabe. que le van a atacar en días como hoy. Sus rivales saben que es en etapas así donde pueden quitarle tiempo. Él no tiene que arriesgar. El Tour no se va a decidir en una llegada tan peligrosa como la de hoy. No quería que se repitiera una como la de Aversa, en el Giro".

El director del Banesto criticó el trazado de la etapa diseñado por el ex campeón belga Eddy Merckx: "La organización debe darse cuenta de que no se puede diseñar un trazado tan peligroso. El día que se caigan un Bugno o un Induráin el más perjudicado será el propio Tour".

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