Circulos concéntricos
Los empresarios abren la cúpula del Círculo de Economía a economistas y ejecutivos
La perseverante renovación del Círculo de Economía coincide con lo que podría calificarse de doble proceso de transformación sociológica e inhibición institucional del empresario catalán como integrante de una clase social. Josep Piqué -directivo de Ercros-, el candidato único que la junta presentará a la asamblea de socios, condensa el cambio generacional de las últimas directivas, impulsado por primera vez en 1985: los empresarios reafirman la apertura de la cúpula de la entidad a ejecutivos y profesores. El Círculo inaugura hoy la l4ª edición de la Reunión Costa Brava.
En 1985, el entonces presidente del Círculo, Enrique Corominas -empresario textil, emparentado con el principal grupo familiar accionarial del Banco de Sabadell-, tomó el relevo en la junta de Carlos Ferrer Salat, Eduard Punset y Leopoldo Rodés. Ferrer, socio fundacional con Carlos Güell de Sentmenat, es un claro exponente de una institución marcada por la vocación europeísta y por su función de foro económico que ha conquistado un importante peso consultivo. "Hoy es dificil encontrar un patrón no absorbido por una multinacional y con voluntad participativa que reúna la condición de empresario con proyecto propio y la de líder de opinión", señalan medios próximos a la junta del Círculo. Levantar un grupo familiar está en parte reñido con la dedicación representativa que reqpiere una institución influyente. Este ha sido el argumento esgrimido recientemente por Andreu Soldevila -administrador de Hilaturas Casals ymiembro de la actual junta-, y en paralelo por Joan Molins -Cementos Molins-, para declinar candidaturas apoyadas por los ex presidentes.
La prudencia
Es conocido que algunos empresarios independientes, con peso en el tejido industrial catalán, mantienen con el Círculo una relación de exquisita prudencia. Otros, acaso más fogueados en el mundo de la opinión, como Joan Gaspart -presidente de HUSA-, los hemanos Puig -Antonio Puig, SA-, o José Esteve -Laboratorios Esteve-, completan un grupo numeroso de partidarios desapasionados. Este sector, al que se añaden constructores como Josep Maria Figueras, Enric Reyna, o Josep Lluís Núñez, empresarios textiles unidos a la patronal del sector -Antoni Civit (presidente de Intertextil), Lorenzo Gascón (La Seda), etcétera- y hasta matalúrgicos de larga tradición -como las familias Rubiralta y Boixareu-, define un segmento de la propiedad empresarial cuya supervivencia palpita entre los lógros de la segunda generación y la temida diáspora financiera que acecha a los patrimonios industriales en la tercera. No es casualidad que entre algunos de estos nombres se encuentren los fundadores del Instituto de la Empresa Familiar, componentes de un grupo con especiel capacidad para combinar la iniciativa y la impronta de la propiedad. Herederos algunos, pioneros otros, gestores, en fin, de núcleo duro, cuyas preocupaciones fiscales -transmisiones y donaciones- están en primer plano.
Gerenciados por Alfredo Pastor -ex presidente de ENHER-, los familiares reproducen en su instituto el interés distante sobre las decisiones institucionales que se les atribuye en otros foros. Los March, Carulla, Escarré, Ventura, etcétera, delegan en directivos de confianza la representación en su lobby. Corroboran así la participación mediata en la vida asociativa con raíces históricas de patrón dedicado a sus telares, paradigma de una inclinación particularista que arranca en la revolución industrial y que se ha mantenido viva en el mundo empresarial catalán.
La renovación iniciada por Corominas estableció en su momento un hecho diferencial sobre dos raíles: deslindar el Círculo de las patronales -Carlos Ferrer había sido presidente de la CEOE- y apartar de la entidad las tentaciones partidistas.
El ideario de la actual Junta, se debe en gran medida a la reflexión de una generación de enlace, compuesta por los auténticos impulsores del foro, entre los que destacan Narcís Serra, vicepresidente del Gobiero; Jordi Mercader, ex presidente del INI; Rafel Suñol, consejero delegado del Banco de Fomento; y los ex presidentes Juan Antonio Delgado y Vicenç Oller. Estos nombres simbolizan las transiciones ineludibles de la institución en los momentos más dificiles; están circunscritos por la doble función de mantener el espíritu tolerante de los inicios y traspasar una mayor inquietud intelectual, si cabe, a los protagonistas de ahora, comprometidos con los problemas de hoy.
La dinámica de las últimas juntas ha enfatizado además el carácter universitario de la institución, sin romper para nada con aquel orgullo burgués liberal acentuado por el binomio Ferrer-Mas Cantí. El consenso logrado por la institución se apoyó siempre en una síntesis de ambos aspectos. Fabián Estapé, catedrático de Economía Política, es un ejemplo de esta convergencia y de otras, como la que cruza las inquietudes microeconómicas de los empresarios y el interés por las incertidumbres macro de los economistas.
Estapé, como luego Ernest Lluch y ahora Antón Costas, ha destacado en la tarea de establecer vínculos entre el economicismo dominante en los socios del Círculo y otras disciplinas de mayor carácter generalista y sesgo humanista.
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