Una novedad y muchos sospechas confirmadas
El clásico madrileño confirmó todas las sospechas y sólo dejó una novedad. Por vez primera en la Liga, el Madrid remontó y ganó el partido. Sólo lo había logrado frente al Torino en la Copa de la UEFA. El Madrid tuvo carácter para conquistar un encuentro trascendental para la futura estabilidad del club. Esa fue la novedad. Todo lo demás fueron datos conocidos.1º. Beenhakker se vio superado de nuevo por la presión de un duelo decisivo. El técnico madridista siempre ha sacado mala nota cuando llegan los momentos crudos. Renegó de sus ideas y quitó a Lasa y Llorente. Tiró de Villarroya por su presunta superioridad defensiva sobre Lasa. La realidad es que el Madrid estuvo al borde de hundirse por la banda izquierda. Llorente habría sacado chispas de la adelantada línea defensiva del Atlético.
2º. El Madrid es un equipo vulgar, no importa el resultado. Jaro, Chendo, Maqueda, Villarroya, Hierro y Luis Enrique son jugadores muy discretos. No dan la talla para las grandes empresas europeas. Es un equipo sin trazos definidos, de piñón fijo, que vive del talento individual de Rocha, Michel, Butragueño y Hagi, a pesar de todas las pegas que se puedan poner al rumano.
3º. El Atlético de Madrid sí es un equipo definido, aunque de discurso antiguo. Los rojiblancos mantienen la vieja tradición oportunista del equipo y de Luis: un potente aparato defensivo, un delantero muy veloz (Futre) y alguien listo en el área (Manolo). Pero cuando no recuperan la pelota, el partido se complica para ellos. Eso sucedió en Chamartín.
4º. Fernando Hierro es una boya en el centro del campo. Su ubicación es una de las principales causas de las carencias madridistas.
5º. Futre perforó al Madrid en el primer tiempo. Lo hizo por la banda derecha, donde mejor se maneja. Beenhakker había colocado a Villarroya como presunta garantía de blindaje. Futre barrió con facilidad toda aquella zona del campo. El delantero rojiblanco es capaz ahora de desequilibrar los partidos. Tiene la rapidez de siempre y las ideas más claras.
6º. El rendimiento de Bernd Schuster estuvo muy por debajo de la importancia del partido. Es una vieja noticia.
7º. Beenhakker tenía la Liga perdida en el minuto 60 y no encontró otro modo de ganarla y salvar su cabeza que entregar la responsabilidad a un juvenil: Alfonso. El delantero madridista tenía que haber jugado como titular en Oviedo y ayer. La decisión de Beenhakker le colocó en una papeleta injusta y dificilísima.
8º. Los árbitros y los jueces de línea españoles son una cruz para el fútbol. Unos cuantos jugadores debieron ser expulsados, con Schuster y López a la cabeza, pero Urío Velázquez no quiso enterarse. Los jueces de línea adulteran los partidos con su ceguera para leer los fueras de juego. La jugada de Hagi en el segundo tiempo es una prueba evidente de la torpeza de los ayudantes del árbitro.
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