Ruíz Cabestany se viste de amarillo en Jerez
El español Peio Ruiz Cabestany se vistió ayer de amarillo por tercera vez en la Vuelta. Ruiz Cabestany, único ciclista español exiliado esta temporada, se benefició de la magnífica contrarreloj que efectuó su equipo, el Gatorade italiano. El ONCE, conjunto dominador tradicionalmente de esta disciplina, fue el gran derrotado. Los 32,6 kilómetros no crearon grandes diferencias entre los grandes favoritos, pero los hombres que se desenvuelven mejor en la montaña han salido indemnes del territorio de los rodadores. Decepcionó el PDM de Breukink y el equipo del líder se hundió.
Peio Ruiz Cabestany, de 29 años, fue líder en la Vuelta por última vez en en 1990, cuando militaba en el equipo ONCE. Do s años después se ha tomado la revancha de su ex equipo y, merced a la gran contrarreloj que desarrolló Gatorade, estropeó la fiesta que tenía preparada Manuel Saiz. "El ONCE es el mejor equipo del mundo", no se cansa de repetir su director, pero ayer sus hombres chocaron con la mala suerte en forma de pichazos. Toda la estrategia del ONCE para repetir el triunfo del año pasado ha salido seriamente dañada en los dos primeros días de carrera.Ayer se disputaban dos carreras. El ONCE luchó por volver a vestir a Mauri de amarillo y los equipos de los principales favoritos para no perder excesivo tiempo. El equipo de Mauri perdió. Los demás ganaron. Entre el catalán, al que se puede considerar el primero de los favoritos, y Breukink no hay más que 57 segundos de diferencia. En ese lapso se encuentran Roche, Rominger, Parra, Delgado, Alcalá, Cubino, Rooks y Theunise. Hasta que la contrarreloj individual del domingo no establezca diferencias más grandes, ningún equipo se puede considerar con atributos para marcar el ritmo. Se impone un tiempo de espera.
Ayer también se desvanecieron las preocupaciones de los más tímidos. El recorrido era ideal para equipos de rodadores potentes. La técnica quedaba aparte. Es un suave descenso y el viento apenas soplaba al inicio. Nadie preveía grandes diferencias entre los grandes. Hasta que un molesto viento de cara comenzó a molestar. El ONCE se lamentó de ello. El Gatorade, no. Cuando el equipo italiano safló soplaba una ligera brisa de costado. Claudio Corti, su director, dictó las últimas consignas: relevos largos, fila india y el que se queme, que se quede. Cuatro corredores tiraron a muerte en los primeros 15 kilómetros, los más suaves; agotados, se dejaron caer. Quedaban cinco, el número que cuenta, entre ellos los líderes, Giovannetti y Ruiz Cabestany. "Al final", relata el vasco, "Ios relevos fueron más cortos, el cansancio nos podía, pero Zanatta tenía fuerzas de sobra;hizo un último kilómetro perfecto; tiró de nosotros como si lanzara un sprint".
En un pañuelo de un minuto se introdujeron los equipos principales. El Clas de Rominger realizó el mejor ejercicio. El suizo se había quejado de la flojedad de sus compañeros en distintas ocasiones, y ayer las reprimendas causaron el efecto deseado. Banesto y Amaya efectuaron un recorrido similar -sólo cedieron ocho y nueve segundos, respectivamente, al Clas- y salvaron el examen con nota. El equipo de Echávarri, incluso, con sobresaliente. El director navarro se mostró enigmático antes de la salida: "No sé quién va a tirar más; no sé cuántos segundos vamos a ceder; ya veremos..." Los chavales que acompañan a Delgado en esta Vuelta se portaron y despejaron de un plumazo las dudas sobre su potencial.
La mejor sorpresa la proporcionó el equipo colombiano, el Postobón. Desde su entrada en las carrras europeas nunca el equipo de Herrera había salido tan ileso de una contrarreloj por equipos. El escarabajo, que acostumbraba a afrontar la montaña con varios minutos de retraso sobre los mejores, se encuentra en una posición ideal para que sus golpes de mano pirenaicos tengan más efecto que los fuegos artificiales. Raúl Meza, su director, se mostraba, sin embargo, pesimista al comienzo del sector. "No hemos podido entrenar bien el recorrido en equipo porque los lituanos han estado en Bélgica", comentó. Sin embargo, cuatro bálticos de nombres casi impronunciables cuando se ponen a tirar, tiran. Aunque se desfondaron en la primera parte del recorrido, mantuvieron la marcha con dignidad.
Los grandes derrotados fueron los grandes favoritos: el PDM y el Buckler. El segundo, equipo del hasta ayer líder, Jelle Nijdam, se desgastó sin sentido en el sector matinal. Las ganas de mantener a un líder de paja han perjudicado a su líder natural para la montaña, Steven Rooks. Menos explicable es el bajo rendimiento del conjunto de Breukink y Alcalá. Si quiere que al final se imponga uno de los suyos, el PDM deberá atacar antes de las etapas montañosas.
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