El Madrid traspasa al Barça su calvario
El Real Madrid hizo perder el hilo al mejor Barcelona de la historia, hablando en términos absolutos y con el historial en la mano. El equipo madridista, que ha vivido largo tiempo en el purgatorio, aletargado, viendo desde lejos cómo otros peleaban en los partidos estelares que siempre dominó -siete Copas de Europa y 25 ligas- se encuentra al final de la travesía del desierto, de un largo túnel, y le ha traspasado el papel secundario al Barcelona.La resolución de tan dramática eliminatoria -el que perdía se veía apartado de la próxima Liga europea- fue un riel reflejo del estado en el que se encuentran sus dos protagonistas. El Barcelona apeló al corazón, al confusionismo, al juego más antiortodoxo y alejado de los cimientos que le habían servido para ganar cuatro títulos consecutivos y tres subcampeonatos de Europa, y que le habían salvado de un fracaso total desde 1984. Hasta ayer.
El Real Madrid dio muestras fehacientes de que se encuentra en el buen camino para recuperar un papel estelar en el baloncesto continental, con todos los defectos de un equipo que está aprendiendo de nuevo a ganar, a mandar, a mostrar un papel preponderante.
Los madridistas dominaron desde el principio. Dieron una preeminencia casi absoluta a su juego interior. Tal vez excesiva. Paradójicamente, fue una zona impuesta por el Barcelona antes de llegar al ecuador del primer tiempo la que le mostró al conjunto madrileño que si combinaba mínimamente algún lanzamiento exterior con el trabajo de sus pívots, las cosas le podían ir todavía mejor. Fue así, e imponiendo a su vez una zona 2-3 que se le atragantó de forma absoluta al Barcelona, como el Madrid abrió brecha, 29-39 (minuto 15).
Ya entonces, tan pronto, el Barcelona actuaba con argumentos de emergencia. Norris y Jiménez eran devueltos a la pista con tres faltas personales. También aparecía Galilea para intentar romper el ritmo del partido. Pero el Real Madrid actuaba con una clarividencia desconocida. Aprovechaba los descansos ocasionales de Epi para poner en evidencia la absoluta carencia de recursos del Barcelona ante su defensa en zona. Epi, incluso con dificultades, era el único capaz de coger el fusil para romperla desde lejos.
Bajo los aros no le iban mucho mejor las cosas al Barcelona. Norris recibió muchos balones, algunos de ellos en malas posiciones, otros los malgastó con alardes que en otras ocasiones, en mejor forma, le valieron para labrar un poderío legendario. Tan sólo una serie de errores encadenados de Villalobos, pese a un triple final al que contestó Galilea, permitieron al Barcelona llegar al descanso con alguna esperanza, 39-44.
El inicio del segundo periodo dejó el partido visto para sentencia, 47-58 (m. 26). El Real Madrid, no obstante, denotó en varias ocasiones que todavía está aprendiendo a ser el que fue hace muchos años y estuvo a punto de tirarlo todo por la borda ante un Barcelona que actuó a la desesperada, sin ningún tipo de cohesión, demostrando una gran falta de recursos y graves lagunas tácticas. Luyk siempre tuvo una torre de ventaja en la táctica ajedrecística de los cambios. Supo sacar provecho de la mayor altura de sus pívots, que acabaron jugando contra simples aleros altos como Jiménez, Zapata y Lisard. Pero aun así su equipo perdió numerosos balones y se enmarañó en el juego descerebrado del Barcelona. Encajó un parcial de 10-0 y quedó a tan sólo cinco puntos, 57-62. Volvió a a abrir brecha tras ser eliminado Savic e incurrir Jiménez en su cuarta personal, 62-76. Pero la presión del Barcelona y algunos triples a la desesperada le permitieron incluso empatar a 81 tantos. Un marcador desconcertante por el absoluto dominio y superioridad del Madrid. La resolución final no hizo sino refrendarlo. El Barça deberá contentarse el próximo año con jugar la Copa Korac.
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