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El Barcelona destroza al Albacete

El Barcelona consiguió ayer el triunfo más cómodo de los últimos meses y, además, recortó de nueve a tres la diferencia favorable de goles que tenía el Real Madrid. Curiosamente, la goleada se produjo ante el equipo revelación de la Liga, el Albacete. Johan Cruyff, sus hombres y los espectadores se lo deben de agradecer a Benito Floro, el técnico del conjunto manchego y entrenador de moda en el fútbol español.Floro, fiel a sus principios, planteó el partido con un descaro terrible, sin temor al descalabro. El fútbol limpio y de laboratario del Albacete fue presa fácil de un Barça que saltó al césped del Camp Nou mentalizado al máximo y sin la resaca de su éxito europeo, que se produjo de una forma agónica. El gran protagonista de la noche fue el búlgaro Stoichkov, autor de cuatro tantos que ponen el listón de su cotización muy alto.

El espíritu de este Albacete sorprendente quedó reflejado, en el minuto 80, cuando Zalazar, de impecable vaselina, batió a Zubizarreta. El banquillo del conjunto manchego saltó de alegría. El BarÇa vencía, en aquellos instantes, por 6-0.

Y es que los jugadores manchegos están programados para desarrollar la peculiar forma de concebir el fútbol de Floro, cuyo único objetivo es el gol y no la especulación. "Somos diferentes. No damos una patada y podemos hacer lo mejor o encajar una goleada. Esa es nuestra grandeza", argumentaba Julián Rubio, ex jugador azulgrana y mánager general del Albacete.

La grandeza del conjunto manchego le fue de perlas al Barca, que en 17 minutos ya tenía resuelto un compromiso que se antojaba mucho más comprometido. Fueron dos zarpazos de Eusebio y Stoichkov, que no rompieron los esquemas de Floro. Sus hombres siguieron jugando de forma robotizada, controlando bien el balón, pero sin capacidad de reacción cuando lo perdían. Es decir, que facilitaban el camino al rival y sus rápidas triangulaciones.

Tan fácil lo debió ver Cruyff que hasta se permitió el lujo de prescindir de Laudrup tras el descanso y dar una oportunidad a Witschge, al que escondió en el trascendental partido frente al Benfica. Stoichkov respiró tranquilo, después de haber aguantado muchos minutos en la banda derecha, donde resulta mucho más inoperante que en la izquierda.

Witschge incluso estuvo a punto de estropear el festival azulgrana al provocar un penalti que Zalazar desperdició. Peor lo hizo Floro en el descanso reglamentario. En la soledad del vestuario tomó una decisión que provocó el descalabro final. Prescindió del defensa Oliete y del inoperante Cabrero, sin darse cuenta de que abría una enorme vía de agua por la banda derecha. Por allí se paseó Goikoetxea, sustituto de Julio Salinas, y de allí salieron los centros hacia la posición natural de Stoichkov, la de delantero centro. El búlgaro se hartó de recibir pases de la muerte y el Barcelona de marcar goles de todas las facturas.

La goleada de la Liga llegó cuando nadie la esperaba. Fue como un bálsamo para la parroquia azulgrana y una losa para la madridista, que hoy a estará a expensas de lo que sea capaz de hacer un hombre diametralmente opuesto a Floro. Javier Clemente, técnico del Español, rival del Real Madrid en el Bernabéu, ya lo ha advertido: "No vamos de primaveras y sí a poner el autobús".

Floro y Cruyff están más próximos en su concepción futbolística. Les separan pequeños detalles y muy especialmente el material humano de que disponen. Clemente está en la línea de los grandes fajadores.

"Ahora estamos en manos de Clemente, a ver si hace lo que tiene que hacer", declaró Johan Cruyff al término del encuentro. El Español se enfrenta esta tarde al Madrid en el Bernabéu y el entrenador azulgrana, muy contento con la goleada frente al Albacete, solicitó la ayuda de su técnico para poder restar puntos al líder de la tabla.

Cruyff se mantuvo fiel a su teoría de que después de clasificarse para la final de la Copa de Europa el Barcelona se centraría en la Liga.

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