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Hacerse un hombre

Francisco Peregil

Nicolás es un anciano que se sienta todos los domingos en un banco y no sabe quién es Nicanor (vive al otro lado de la vía). El fue uno de los primeros en llegar al descampado que era entonces el terreno donde ahora toma el sol.Vino a ayudar a su cuñado con el carbón y después se hizo albañil. La novia de su sobrino se le acercó un día al banco donde tomaba el sol y le dijo: "Estoy muy mal, Nicolás". "Pues no pienses que te voy a dar dinero, le contestó él. "Lo único que quiero es un cigarro". Nicolás compró un paquete de tabaco, se lo dio y se despidió de ella. Cuando volvió a verla tres días después estaba muerta. "Días antes yo había saltado por encima de ella y mi sobrino cuando estaban tendidos en el parque, y ellos ni se enteraban. Estaban como muertos. Mi sobrino, gracias a Dios, se salvó porque en la Marina lo enmendaron. Ahora es taxista y gana un buen dinero. Allí lo hicieron un hombre".

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Hay abuelos en Villaverde que pueden contar historias similares. Ancianos que llegaron, vieron, aprendieron un oficio y que mientras toman el sol ven a sus nietos pincharse. Pero no se ven muchos yonquis en el barrio.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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