La policía da por zanjadas sus pesquisas jsobre el doctor Ballesteros
La Policía Judicial de Madrid ha dado por zanjada la investigación del crimen del urólogo Eugenio Rivero, asesinado de un tiro en la nuca en junio del año pasado.Una vez concluidas las pesquisas, el juez instructor del sumario (que consta ya de 2.000 folios), Jesús Gavilán, cree disponer de " Indicios racionales suficientes" como para procesar al cirujano Dionisio Ballesteros, presunto inductor del crimen de su colega.
En relación con este crimen, en el que se baraja el móvil de los celos, el juez interrogó el pasado viernes a 12 personas. Entre ellas, a la esposa de Ballesteros, la también doctora María del Carmen Artajo; a la madre del fallecido y a pacientes del cirujano amigos de Juan de Dios Rueda González, El Barbó, entre otras personas. La policía sospecha que El Barbó ejecutó el crimen por encargo del cirujano. La esposa de Ballesteros y el urólogo mantuvieron relaciones sentimentales durante bastantes años.
El juez está convencido de que Ballesteros (jefe del equipo de cirujanos que operó de un cáncer al exalcal de de Madrid Enrique Tierno) pagó dinero a El Barbó para que éste matase a su colega. No obstante, éstos niegan haber intervenido directa o indirectamente en el asesinato.
Pruebas
Los "indicios racionales" de que dipone el juez Gavilán para tener a ambos en prisión (aunque El Barbó lo está también por haber cometido con posterioridad otro homicidio en un bar de Hortaleza) son los siguientes: ha advertido contradicciones en las declaraciones de ambos; en las cuentas bancarias de Ballesteros aparecen inusuales movimientos, posteriores y anteriores al crimen. Casi simultáneamente al crimen, Ballesteros firmó talones que totalizaban 1.300.000 pesetas.
La abogada de Dionisio Ballesteros, no obstante, ha indicado al magistrado que tales cantidades iban destinadas a su hija: una parte para pagar la entrada de una casa que había adquirido para ella, y la otra -unas 500.000 pesetas-, para que ésta pudiese seguir estudiando en Inglaterra.
Además de cintas con diálogos, el juez posee también un papel que la policía requisó a El Barbó (tras ser detenido por el crimen de Hortaleza) en el que figura el número de teléfono del cirujano.
Otras pruebas consisten en los testimonios de camareros que trabajan en bares próximos a la casa de Rivero y frecuentados por éste. El crimen tuvo lugar cerca de la vivienda del urólogo. Los camareros aseguran haber visto rondando por la zona a El Barbó días antes del asesinato del urólogo.
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