Entre Santillana y Hugo

Iván Zamorano, por su coraje, su lucha cuerpo a cuerpo con los defensas y su instinto goleador, ha sido comparado con Hugo Sánchez desde su llegada a España. Como el mexicano, el chileno disfruta de la acrobacia aérea en su juego con el balón. Sus goles de cabeza también llevan impregnado un poderoso salto en suspensión y un giro potente y seco del cuello que recuerdan también a los del ex madridista Carlos Alonso, Santillana. De los 11 goles que ha marcado en el actual campeonato de Liga, cinco los ha logrado mediante cabezazos, la mayoría de ellos gracias a la ventaja que obtuvo frente a sus marcadores en el salto previo."La principal característica de mi juego es el cabeceo, aunque mi entrega y mi lucha cuerpo a cuerpo, la velocidad y el remate con las dos piernas también son importantes", dice, autodefiniéndose, Zamorano. Las pruebas físicas practicadas a la plantilla sevillista en los últimos meses revelan en el chileno unas cualidades innatas extraordinarias. En ellas se basa su juego. En cualquier caso, en él destaca, más que la capacidad goleadora, su espectacularidad ante la portería, fundamentalmente su potente salto y su remate de cabeza. Los 61 centímetros de potencia de salto convierten sus 1,78 metros en la estatura de un gigante del área de sólo 68 kilos de peso.

Zamorano debutó a los 17 años en la Primera División de su país y a los 19 vistió la camiseta de la selección chilena. Tras una breve estancia en el Bolonia (Italia), se marchó a Suiza para jugar en el Saint-Gallent, en el que comenzó a brillar por su capacidad goleadora. Dieciocho tantos el primer año y 24 el segundo fueron su tarjeta de presentación para recalar más tarde en el Sevilla.

Por su edad, la dificultad para encontrar especialistas puros en el área y la progresión que ha mantenido, se considera a Zamorano como uno de los jugadores más apetecibles del mercado.