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La selección española sigue sin lavar su imagen

España, pese a su triunfo frente a Estados Unidos, no consigue lavar la imagen que arrastra desde hace más de un año. Realizó un mal partido en el que brilló por su ausencia cualquier estilo de juego. Sobre el césped hubo más nombres que cerebros y faltaron líderes capaces de imprimir personalidad a una selección. La carestía de cualquier virtud futbolística quedó en mayor evidencia al tener en cuenta la categoría y la potencia del rival, una peña de amigos. Eso es lo que fueron los estadounidenses. La programación del partido no tuvo demasiado sentido y por eso también resultó aburrido, porque además los españoles no pusieron salsa ni emoción ni lucha a su juego.Los defectos del equipo español se fueron repitiendo con regularidad desde que empezó el partido. Se limitó a hilvanar algunas jugadas, pero en el centro del campo y sin demasiado peligro. Los hombres de Pereda, un seleccionador ocasional por la ausencia del titular, Vicente Miera, que anoche pudo presenciar el encuentro en un hospital madrileño donde se recupera de una operación, repitieron los errores de cuantos partidos oficiales y amistosos, como el de esta noche, han jugado en el último año. A la selección española le faltó ritmo, garra e imaginación. En esas circunstancias poco podía demostrar un jugador como Toni, con lo que apenas se puede valorar su debú en la selección por este solo encuentro.

Las ocasiones de peligro de España en la primera parte se pudieron contar con los dedos de una mano. Sólo cabe destacar un medido centro de Michel, a los 15 minutos, al que Manolo respondió con un excelente cabezazo que el portero Meola desvió por encima del larguero. EE UU se limitó a ser un frontón y España no intentó ni quiso remediar la catástrofe.

Pereda cambió de golpe a cinco jugadores en el segundo tiempo pero el juego no mejoró. El fútbol continuó apático, entre el bostezo general. El vídeo del encuentro puede servir para cualquier cosa menos para una lección de fútbol. No existió sistema de juego ni táctica alguna, creación de espacios, velocidad y garra. El equipo español se limitó a tocar la pelota y aprovechar los regalos de Meola.

La selección española no sólo sigue sin motivar a la afición sino que la está sometiendo a todo un suplicio: aguantar el aburrimiento de los que en buena lógica deben de ser los mejores jugadores del país.

Con esta perspectiva incluso es preocupante el próximo compromiso de la selección, aunque sea frente a un rival como Albania, el próximo 22 de abril, pero ya oficial con dos puntos en juego para la clasificación del Mundial-94.

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