El supergigante, otra oportunidad para Accola y Girardelli
Suiza aspira hoy a romper su tremenda decepción en estos Juegos Olímpicos. Aunque sus posibilidades estaba claro desde un principio que llegarían en la segunda semana con las pruebas de habilidad en el esquí alpino, es un hecho que la falta de una estrella como Pirmin Zurbriggen se ha dejado notar. Paul Accola, su teórico sustituto, líder destacado de la Copa del Mundo por delante del carismático italiano Alberto Tomba, fracasó en la combinada, y hoy debe justificar al fin su calidad en el supergigante que domina ampliamente esta temporada.Será una prueba de los despechados, porque frente a Accola estará, sobre todo, el luxemburgués Marc Girardelli, aún más desafortunado hasta ahora, porque no sólo cayó en el descenso de la combinada, sino que empezó por rodar en el gran descenso del primer día.
Sin embargo, tal y como se han ido desarrollando las pruebas del esquí alpino, los pronósticos (más arriesgados en este deporte que en otros al influir decisivamente las condiciones climatológicas), se ha demostrado que sirven de poco. De momento, sólo Petra Kronberger dio la talla en la combinada femenina, pero ya falló en el descenso aunque fuera por mínimas centésimas. Por eso, los aspirantes a dar una nueva sorpresa hoy son muchos. El principal, según se volvió a ver con su segundo puestoen el descenso, deberá ser el campeón olím pico hace cuatro años en Calgary, el francés Franz Piccard. Invisible por lesiones y baja forma en las Copas del Mundo, él sí es un especialista olímpico. Además de Accola, otro suizo, Marco Hangl, tercero en la Copa del Mundo, o incluso Franz Heinzer, el gran fracasado del descenso, buscarán la revancha.
Terminan los saltos
Los saltos de trampolín terminan hoy con el concurso desde el más grande, de 120 metros. La lucha con el nuevo sistema de abrir los esquíes en V, en lugar del tradicional que los mantiene paralelos, se ha impuesto. A los saltadores les compensa, pese a,la penalización de estilo que dan ya por sistema los jueces, 1,5 puntos, porque consiguen unas distancias mucho mayores, del orden de cinco metros más.
El inventor, el sueco Ian Bokloev, es ya un mero comparsa al lado del joven finlandés de 16 años Nieminen, y de los mejores austriacos Hollwarth, Vettori o Felder. Vettori, un veterano que no había obtenido jamás una medalla olímpica, la logró en el trampolín de 90 metros tras acoplarse a toda prisa al sistema en V, que permite planear más, pues la superficie que se ofrece al rozamiento con el aire al abrir los esquíes es mayor. Es el cuerpo del saltador el que da directamente en el aire, en lugar de las tablas juntas.
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