El Madrid se pasea ante el Panionios
El Real Madrid regresó, después de cuatro años de ausencia, a su viejo Pabellón de la Castellana. Ese fue el máximo aliciente de el capítulo final de su participación en la liguilla de la Copa de Europa de Baloncesto.El equipo blanco era inamovible campeón de grupo antes de jugar, hasta el punto de que los griegos del Panionios confesaron tímidamente que se conformarban con perder por menos de veinte puntos.
Así las cosas, los jugadores optaron por no complicarse la vida, y el público realizó un sano ejercicio nostálgico rememorando las viejas gestas vividas con su equipo en el remozado recinto.
Era un clásico partido de tramite. Los hombres de Clifford Luyk venían de arrollar al Joventut, y tenían la mirada puesta en sus futuras citas con Barcelona y Estudiantes. El Panionios jugó con un solo hombre alto, y acusó la ausencia de dos de sus mejores jugadores, el veterano base Balis y el pivote Benacek. El Madrid aprovechó este cúmulo de circustancias para hacer algunos experimentos.
Luyk colocó sobre el reluciente parqué un equipo alto, que a los diez minutos de juego pasó a ser bajo, con dos bases y un desafortunado Villalobos (1 de siete en tiros de campo) de escolta. Martín, Brown y Simpson mantenían el tipo, pero no lo suficiente como impedir que los griegos se fuesen a la ducha con tres puntos de ventaja (40-43). El espectacular ala-pívot norteamericano John Hudson y el base Gasparis dominaban el juego griego.
La segunda mitad comenzó con una fuerte presión madridista en defensa. Martín y Brown secaban a sus pares, Antúnez aburrió a Gasparis y Simpson, irregular en la primera mitad, soltó su muñeca de forma definitiva. Romay, cuando era necesario, recordaba qué equipo era dueño del rebote. El resultado fue un parcial de 11 -0 que sentenciaba de forma definitiva el encuentro.
El Panionios ni supo ni quiso jugar con el marcador en contra. Tiró el partido por la borda provocando una falta técnica y arriesgando en una serie de triples suicidas. El entrenador del Real Madrid no quiso ensañarse. Villalobos regresó al partido y hasta González y Silva tuvieron su oportunidad. El Pabellón tendrá que esperar para vivir nuevos días de gloria.
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