Salinas evitó el desastre del Barça en el último minuto
Julio Salinas evitó en el último minuto el suicidio liguero del Barcelona. Nunca un gol tan feo mereció tantos elogios. El Largo los mete así. No hay término medio para el ariete azulgrana: o cuela el balón por la escuadra en el remate más rebuscado o lo manda al banderín de córner desde el punto de penalti. Anoche, hizo las dos cosas. El gol llegó en una jugada de potra: Koeman colgó el cuero, Cortijo perdió la trayectoria y se dió de bruces contra el suelo dejando la pelota muerta, y el ariete vasco, que se había dado media vuelta cómo si hubiera perdido su sitio en el área, se encontró medio cayendo con un regalo que adornó con un zurdazo espléndido.El encuentro, de hecho, ya tenía mal aspecto de salida. El Sevilla acudía al Camp Nou con las bajas de Suker, Zamorano y Ramón -entre los tres han marcado más de la mitad de los goles de su equipo-; el Barcelona seguía sin poder contar con Stoichkov ni Goikoetxea; y Núñez y Cruyff habían coincidido por primera vez esta año en una cosa: que su equipo era el favorito para ganar la Liga justo después de perder en Atocha tras una racha de imbatibilidad de 14 partidos. Pero nadie dio un duro esta vez por ese equipo de Cruyff que tantos elogios despierta en los contrarios hasta que Salinas devolvió el equipo a la Liga en el último minuto.
El gol fue un alivio para un equipo chirriante y descompensado. Bastó una buena defensa de anticipación y una presión compensada para que el Sevilla dejara al Barcelona en fuera de juego con reiteración, aunque eso sí, con el beneplácito de un trio arbitral que se equivocó con reiteración hasta anular un gol legal a Txiki.
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