Miguel Roca Cabanellas, Arzobispo de Valencia

El arzobispo de Valencia, Miguel Roca Cabanellas, de 70 años de edad, falleció ayer en un accidente de tráfico ocurrido en la carretera Nacional III, a la altura de la localidad conquense de Motilla del Palancar. El prelado Ingresó cadáver en el hospital de Requena (Valencia). Fuentes del arzobispado de Valencia afirmaron a primera hora de la tarde que carecían de detalles acerca de las causas del accidente, que al parecer se produjo cuando el vehículo en el que viajaba el arzobispo, un Peugeot 405, se salió de la calzada. En el coche viajaban también la religiosa María Marín González -ama de llaves del prelado-, que falleció en el accidente, y una hermana del arzobispo, Manuela Roca, que resultó gravemente herida. El chófer del arzobispo, Nicolás Moras, resultó con heridas leves.Roca Cabanellas, que estaba considerado uno de los prelados en los que descansaba la actual línea conservadora del episcopado español, nació en Palma de Mallorca y fue ordenado sacerdote en la diócesis de Madrid-Alcalá en 1947, donde anteriormente había estudiado en el colegio del Pilar. En 1966 fue nombrado obispo de Cartagena-Murcia. En 1978 pasó a desempeñar el cargo de arzobispo de Valencia. En su currículo de estudios figura el doctorado en la Universidad Gregoriana de Roma, en laque presentó la tesis Génesis histórica de la bula 'Ex omnibus afflictionibus'. En 1955 le fue otorgada la medalla de plata del prestigioso centro universitario de la Compañía de Jesús.

En la actualidad era miembro de los dos máximos organismos de la Conferencia Episcopal Española: la Comisión Permanente y el Comité Ejecutivo. Precisamente el accidente ocurrió cuando regresaba de Madrid a Valencia al término de una sesión del ejecutivo que se había desarrollado el día anterior.

El nombramiento en los últimos años de numerosos obispos que anteriormente habían colaborado dio pie a que circulara la expresión: "Para ser obispo hay que pasar por Valencia". Su sintonía con la actual cúpula del episcopado, que preside el cardenal arzobispo de Madrid, Ángel Suquía, así como con el nuncio (le la Santa Sede en España, Marío Tagliaferri, era conocida.