Estudiantes venció por talento
El talento es un bien escaso dentro del panorama del baloncesto europeo. Excluidos los yugoslavos, que nadan en la abundancia, hay que mirar con lupa para poder encontrarlo lejos de las ya desfasadas fronteras balcánicas. Este don, de dificil adquisición fuera del vientre materno, queda reflejado en aspectos que están lejos de la fuerza, dureza, rapidez y cualidades similares.El talento sale a la luz cuando hay que utilizar recursos como el conocimiento de la situación, la lectura del partido, el aprovechamiento de las ventajas propias o la explotación de las debilidades ajenas. Ayer, en el importante choque europeo, todo el talento que se vió en la cancha lo puso el Estudiantes. Sólo por ello, la victoria debe situarse en el haber de la justicia deportiva.
Lo comenzó poniendo Nacho Azofra, un caso muy ilustrativo de condición natural para la práctica de este deporte. Dominó el tempo del partido e impuso altas velocidades, idóneas para enfrentarte a un lento y torpe equipo italiano que representó a la perfección la pobreza imaginativa que atraviesa este baloncesto. Por si no fuera suficiente, anotó con certeza y causó estragos en la defensa del Philips, irreconocible comparándola con mejores épocas.
Sus problemas de faltas personales pasaron el testigo a Herreros, que dió una conferencia sobre cómo destrozar una zona, aunque ésta lleve apellido transalpino. El alero madrileño es el talento más destacable de la prolítica cantera estudiantil. Fino sin perder dureza y con recursos suficientes para moldearse a las diferentes situaciones. Todo lo hace sin estridencias, es algo natural.
Entre ambos talentos, y con el apoyo del resto del equipo, Estudiantes visitó el vestuario con una ventaja apreciable (42-28), que quedó reducida a cenizas cuando Azofra volvió de nuevo al banquillo con 4 faltas y 17 minutos por jugar. Johnny Rodgers cogió su fusil, los árbitros se dieron una vuelta por el limbo de los injustos yambos equipos decidieron jugarse el partido en los tres minutos postreros (63-63). En eso corto espacio de tiempo, el equio madrileño atacó en seis ocasiones logrando 11 puntos por cinco los italianos.
Estudiantes camina con firmeza por esta competición, y lo hace sin tener que renunciar a los dictados de su talento. Menos mal que todavía hay tiempo para la lírica.
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