Manuel Flores: "Nadie me presiona en el Barcelona"

Manuel Flores llegó al Barcelona hace 22 años. En su primera temporada, el equipo fue el sexto en la Liga. Era una época difícil. Pero, por fin, llegaron los títulos. Él, que piensa que el baloncesto es para jugarlo y que nunca se llega a primer entrenador por la destitución del anterior, sino por el trabajo, ha retomado las riendas. Ahora es el sustituto temporal del yugoslavo Bozidar Maljkovic, apartado por la directiva, y proclama: "Nadie me está presionando".

Flores acabó resolviendo la primera gran crisis del club en 1985, el día que los jugadores decidieron que la era Antonio Serra se había terminado. Salvó la situación con nota y ganó la Recopa y el Campeonato del Mundo de clubes. "Afortunadamente, hace mucho que no teníamos una situación así. Las circunstancias son diferentes. Aquélla fue una cuestión de funcionamiento del equipo. Ahora es un poco más cosa de las altas esferas. Es un problema que no nos afecta directamente ni a los jugadores ni a mí", dice.Ha vuelto a lograr que estos últimos recuperen la fe: "Trato de venderles algo que creo válido siempre y más aún en el deporte: lo más importante es luchar en cada momento. No digo que no se estuviera haciendo. Pero las cosas iban mal. Lo primero es luchar. Lo segundo, quitar hierro al tema y jugar sueltos y alegres".

Lo curioso es que Flores no ha necesitado una ruptura total: "En los aspectos técnicos y tácticos estoy muy identificado con el trabajo que se venía haciendo y me sentía partícipe de él. Creo que los sistemas eran buenos. Es malo romper con todo".

Amigo de Maljkovic

Flores tiene que poner a prueba cada día su habilidad para no perder amigos. "A Aíto García Reneses [el manager] lo tengo muy próximo. Está en el club y viene a los partidos. Con Maljkovic sigo manteniendo una buena amistad. Es inteligente. Procuramos no tocar los asuntos por los que se han producido sus roces. Él sabe que yo necesito una concentración total".Muchos creen que tener a Flores de entrenador facilita las decisiones que el club quiere tomar sobre el futuro de algunos jugadores y libera la maniobrabilidad de García Reneses. "Lo he leído. Está entre líneas en todas las conversaciones. Pero puedo asegurar que nadie me ha presionado nunca ante un jugador o una situación".

Tras el discurso de buenas intenciones, tan repetido por Flores, se oculta una ambición desconocida: "Sólo la sé yo. No la he querido exteriorizar y no lo voy a hacer ahora. Tengo un lema: no preocuparme por aquello que yo no puedo decidir".

De esta manera, no se sabe si lo que pretende Flores es seguir como el primer entrenador o el segundo del Barcelona o arriesgarse a la aventura de ser el titular de otro equipo: "Nunca presionaré a nadie. Ni con buenos resultados ni sin ellos".

Lo que no puede ocultar es que a él le gusta dirigir el conjunto: "Me siento cómodo tal como lo hago. Un partido va a tal velocidad que no te puedes plantear qué haría ése o aquél. Te planteas lo que tú tienes que hacer. Actúo por la lógica, por la coyuntura actual. Cuando disponga de todas las armas, se verán las cosas que hago más por táctica que por obligación".