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La mala de la película

"Seles no cautiva al público porque no sabe disfrutar en la pista", según Navratilova

C. L. SMITH MUÑIZ, La yugoslava Mónica Seles, de tan sólo 17 años, se ha convertido a fuerza de garrotazos en la nueva reina del tenis. Pero los aplausos que oye son de rigor, no de respeto. La falta de cariño del público hacia ella, particularmente en Estados Unidos, nunca fue más evidente que en el Masters neoyorquino. En cada uno de sus cuatro partidos, Seles hizo el papel de mala. Aun después de ganar la final de manera contundente (6-4, 3-6, 7-5 y 6-0), el calor de los 17.337 espectadores se reservó para su rival, la norteamericana Martina Navratilova.

Ser la mala es un calvario que cualquier jugadora número uno -nadie puede arrebatar ya a Seles esa condición en 1991tiene que soportar por obligación. Navratilova lo hizo en su día. También la alemana Steffi Graf. Ello se debe en parte a la naturaleza del público norteamericano, que anima al inferior a la espera de un resultado sorprendente.Pero la manía con Seles va más lejos de lo acostumbrado. Su ausencia misteriosa del torneo de Wimbledon de este año, su negativa a participar en la Copa Federación, el equivalente a la Davis, y su preferencia por las competiciones de exhibición le han dado la imagen de niña consentida. Navratilova afirma de ella: "No ha hecho lo necesario para ganarse el cariño del público". Junto a Graf y Arantxa Sánchez, ha sido quien más criticó su incomparecencia a última hora en Wimbledon, un incidente sin explicación. Lo único que la salva es su juego y su edad. No es tonta y se ha dado cuenta de que, pese a sus 10 títulos y el récord de 2.457.000 dólares en premios, 1991 ha perjudicado su imagen.

"Se está portando mejor", matizó, no obstante, Navratilova; "por ejemplo, me alabó en la pista después de vencerme en la final del Masters. Antes no sabía ni perder ni ganar. Pero creo que está aprendiendo. Eso es algo que viene con el tiempo". Martina podía referirse, por ejemplo, a lo sucedido en la final de Roland Garros. Seles habló durante cinco minutos ante el público tras ganar a Arantxa, pero no hizo ni una sola referencia a la española.

Después de la final, Seles reconoció que tuvo un año difícil y, sin especificarlos, prometió no volver a cometer los mismos errores. Pero, cuando tuvo que aceptar que el público no la apoya, dijo que es sorda cuando juega: "Sentí que tenía bastante gente detrás de mí, que estaba presentes cuando la necesitaba. Siempre habrá quien apoye al rival. No me niolesta".

Salvo en el diario The New York Times, la victoria de Seles no fue la portada de la sección deportiva. Se le dio tanta importancia a su palmarés como al hecho de que Navratilova no pudo conseguir su 158ª Victoria, la que rompería su empate con la estadounidense Chris Evert. Los titulares sugirieron que el de Seles fue un triunfo fácil en un torneo de poco nivel. Se puede argumentar con cierta lógica que el ascenso de Seles ha coincidido con los descensos de Graf, Gabriela Sabatini, Arantxa Sánchez y Mary Joe Fernández. Todas tuvieron una floja temporada.

Uno de los motivos por los que Navratilova y el estadounidense Jimmy Connors se han convertido en los favoritos mundiales es porque, a la avanzada edad de 35 años, todavía juegan con pasión y entrega. Los jugadores más jóvenes tienden a ser como autómatas y ver el tenis como una profesión en vez de como una afición. Navratilova argumentó que, cuando comience a disfrutar en la pista, Seles empezará a cautivár: "Ésa es la gran lección. Yo sí la he aprendido y aprecio todos mis momentos. Siempre son especiales. Todavía me divierto con el tenis".

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