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Shamir viaja a Madrid "dispuesto a convencer y a ser convencido"

El primer ministro de Israel, Isaac Shamir, llegará a Madrid la semana próxima enarbolando una bandera que apenas nadie reconocería como suya: la de la tolerancia. Shamir cree que la Conferencia de Paz sobre Oriente Próximo no sólo tiene "muchas posibilidades de éxito", sino que puede provocar "un cambio revolucionario". A sus 76 años, el dirigente conservador viaja a España "dispuesto a convencer, pero también a ser convencido", afirma en una entrevista publicada ayer por The Neiv York Times.Shamir dice creer en el diálogo como instrumento para hacer las paces, pero en cambio afirma que se fía poco de la imparcialidad de Estados Unidos durante las semanas de conversacl ones, b llaterales y multilaterales, que emergen en el horizonte. Como saliendo al paso de estas declaraciones, el presidente norteamericano, George Bush, recordó anoche en conferencia de prensa que la suerte de la cita madrileña está en manos de los protagonistas del conflicto árabe-palestino-israelí, y no en las deEstados Unidos. Bush almorzará el miércoles en La Moncloa con Felipe González tras inaugurar, junto a Mijafl Gorbachov, la Conferencia de Paz. Esa misma tarde volverá a Washington.El coordinador de la delegación palestina en Madrid, Faisal al Huseini, afirmó ayer en la capital jordana que 9srael debe detener la construcción de asentamientos judíos" en los territorios ocupados durante los días en que se desarrollen las negociaciones en la capital española.

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El Sindicato

Páginas 2 a 5

Llantos palestinos

Las paredes del campo de refugiados palestinos de Chatila (donde milicianos cristianos protegidos por Israel perpetraron una matanza espantosa en 1982), lavadas y repintadas 1.000 veces, amanecieron ayer con proclamas en rojo contra la participación en la Conferencia de Paz de Madrid, hacia la que los delegados palestinos partieron llorando. "No al diálogo impuesto por Israel", decía una firmada por el Frente Popularde Liberación de Palestina, que reflejaba fielmente las mtensas emociones desencadenadas en vísperas de la Operación Pax.Una multitud en lágrimas despidió en Jerusalén a los delegados, que tomaron un autobús -quizá era el autobús de la paz al que tanto ha aludido James Baker-, cruzaron el río Jordán y llegaron a Aminán. Era la primera etapa de los palestinos en su histórico viaje hacia el palacio de Oriente. Pasa a la página 4

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