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Alaba reingresa en el club de los privilegiados

El desengaño estudiantil provoca el retorno del jugador a la Real Sociedad

Era otoño y Marco Antonio Boronat iba a su despacho en Zubieta con una mueca de disgusto: "Alaba no ha podido concluir el entrenamiento por una caída. Se equivocó en la elección de los tacos. Es un chico especial, muy reflexivo, inteligente, criado futbolísticamente de forma muy académica. No ha pensado que la lluvia exigía otros tacos y ahora es duda para el domingo". En verano, Alaba anunciaba su retirada del fútbol, insatisfecho por las exigencias de este deporte y muy mediatizado por circunstancias personales. La muerte de un íntimo amigo en accidente y el temor a arruinar su carrera de Derecho motivaron su sorprendente decisión.

Entre su despedida ("me voy por que la vida del fútbol no me satisfáce") y su regreso ("me he dado cuenta que ser futbolista es un privilegio") median 14 meses de desa sosiego, reflexión, nostalgia y alguna decepción estudiantil. En ese periodo, la Real Sociedad ha visto las orejas al lobo Górriz, Gajate y Larrañaga, la trilogía emblemática del conjunto donostiarra, no cuentan entre sus virtudes la de la eternidad. Zubeita no tiene recambios en un almacén juvenil y el futuro resul ta aterrador. Alaba, un central corpulento y con buenas maneras futbolísticas, era la alternativa ideal a cualquiera de los tres.

Por ello la Real Sociedad decidió sacudir una fruta madura. Iñaki Alaba no encontraba en sus estudios de Derecho el camino recto de la felicidad. Los suspensos evidenciaban un latente desasosiego que contrastaba con la superación de los traumas anteriores. Estaban condenados a entenderse. El presidente Alkiza y el técnico Toshack pusieron en marcha la ingeniería necesaria para reciclar a un jugador que seguía mirando a Atocha por el rabillo del ojo. Alaba vuelve a la Real Sociedad "tras superar una serie de incertidumbres personales, luego de vivir experiencias que no me han llenado y con el gusanillo del fútbol muy dentro". La rueda de prensa posterior a su primer entrenamiento despertó más expectación que la promovida por el yugoslavo Kodro en su presentación como jugador del conjunto blanquiazul.

Alaba ha librado durante 14 meses una batalla personal entre el Derecho y el fútbol, convertido en paradigma de las relaciones entre este deporte y la cultura. Su explicación sobre el desenlace final es todo un ejercicio de humildad: "Hasta ahora y desde que me fui tenía otra actividad compaginada en mi vida que parecía la solución, pero me he dado cuenta de que la vida del futbolista es un privilegio. Es muy difícil ganarse la vida hoy en día y no sé si este dinero que aquí se gana es fácil o no, pero yo me siento un privilegiado". ¿Victoria o derrota? Sin lesiones de por medio, Iñaki Alaba volvió a entrenarse en Zubieta. Es otoño y también llueve.

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