El Atlético de Madrid ratificó su liderato en Atocha
El Atlético de Madrid ratificó en el campo donostiarra de Atocha su liderato con una victoria tan cómoda como desangelada. Dos goles en tres ocasiones para marcar es un lujo tan sólo asequible para la aristocracia futbolística. La Real Sociedad, más anónima que nunca a pesar de John Benjámín Toshack, su entrenador galés, necesita al menos una docena de ocasiones para asustar siquiera al guardameta rival. Bajo tales premisas difícilmente puede vencer el equipo donostiarra y extrañamente podría perder el conjunto que preparar y dirige Luis Aragonés.Meritoriamente, la Real Sociedad se hizo acreedora al empate pero su deuda de goles resulta alarmante. En los cuatro partidos de Liga que lleva disputados no ha conseguido marcar ningún gol. En 360 minutos de campeonato apenas puede ofrecer cinco o seis ocasiones y un gol anulado ayer justamente a Luis Pérez como único balance. El Atlético de Madrid es el polo opuesto. Sus goles y su virginidad defensiva -no le han conseguido marcar ningún tanto hasta ahora constituían en Atocha un muro infranqueable para el equipo donostiarra.
Los discípulos de Luis Aragonés efectuaron honradamente su trabajo y representaron su papel con tanta profesionalidad como falta de emoción sobre el escenario. La defensa rojiblanca se permitió el lujo de despistarse en varias ocasiones a sabiendas de que sus errores los enmendarían convenientemente los atacantes donostiarras.
Luis Pérez, un joven extremo que vive a la sombra del ídolo local, Alkiza, hijo del presidente de la Real Sociedad, rompió la cintura defensiva de los colchoneros en los inicios del encuentro pero su habilidad sólo sirvió para evidenciar las carencias de otro componente de la quinta de Zubieta, Belloso, un jugador tan torpe que no hace honor a los presagios futbolísticos de su apellido.
El centro del campo era un duelo con desigual rendimiento. De un lado el joven Alkiza y el sabio Schuster; de otro, sus escuderos, Océano y Vizcaíno respectivamente. El hijo del presidente amagó en varias ocasiones, dejó entrever su calidad y estrenó un capítulo de Intenciones futbolísticas que Toshack cortó inexplicablemente tras el descanso, cuando decidió su sustitución por Loinaz. Schuster, por su parte, destapó una vez más sus esencias futbolísticas con un pase genial a Futre que significó el gol de Moya.
Quizá no mereciera el Atlético de Madrid obtener a esas alturas del encuentro esa renta. Pero hace tiempo que Di Stéfano sentenció con acierto aquello de que "los goles no se merecen, se consiguen".
La segunda mitad fue un cúmulo de nervios y adversidades que resintieron de forma notable la calidad del encuentro. Toshack decidió desproveer de ciencia a su equipo y apelar al espíritu combativo de Loinaz, Larrañaga y Océano, aprovechando el espíritu de su eficiencia que alardeaban los colchoneros. Fue más una guerra táctica entre los banquillos. Toshack buscó fuerza con Loinaz y Luis Aragonés respondió con Aguilera buscando más velocidad; Toshack aseguró su defensa con Aguirre y su vecino le respondió con Toni. Pero lo cierto es que en ese periodo los blanquiazules acosaron el área del equipo madrileño con ahínco gracias al derroche energético del portugués Océano y la habilidad de Luis Pérez que tan sólo obtuvieron un gol anulado para levantar la moral de su equipo.
El Atlético de Madrid, más experto, más curtido, favorecido, aunque quizá ignorante, por los resultados de sus más directos rivales en la jornada de ayer, reculó buscando su redil pero gracias a un error humano de Aguirre pudo sentenciar la victoria con otro inesperado gol de Vizcaíno.
El gol no forma parte de la plantilla de la Real Sociedad. Meho Kodro, un yugoslavo desconocido y añorado, será el próximo fichaje blanquiazul pero ayer en la grada de Atocha debió de echar cuentas sobre la responsabilidad que adquirirá a partir del próximo encuentro. Será el encargado de hacerle un gol al arco iris. Al menos uno. El Atlético de Madrid, insultante por su eficacia, se permitió el lujo de alinear a Manolo, preso aún del síndrome islandés. Pero los goles son el tópico del fútbol, el argumento más repetido y el único necesario. La Real Sociedad no tiene argumentos y el Atlético de Madrid, sí. He ahí el auténtico resumen del encuentro.
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