Lothar de Maiziere
El violinista que entregó la RDA a Kohl deja la política
El hombre que no hace ni siquiera un año entregó la República Democrática Alemana (RDA) al canciller Helmut Kohl ha salido finalmente de la escena política por la puerta trasera y dando tropezones. Lothar de Maiziere, violinista, abogado, político y aparentemente soplón de la Stasi, la odiada policía política del desaparecido régimen comunista alemán, había caído definitivamente en desgracia en el seno del gran partido democristiano alemán (CDU), abandonado a su suerte por Kohl.De Maiziere deja la vicepresidencia de CDU cuando por los pasillos de la Adenauerhaus suena un concierto de disparos en todas direcciones, sumido el partido en una gran crisis, falto de una renovación generacional. Tal Vez por eso su casi segura sustituta, la ministra de Mujeres y Juventud, Angela Merkel, de 37 años, reúne las condiciones teóricas para figurar como mascarón de proa de la renovación. Como De Maiziere, es una ossie (de la ex RDA), aunque nació en Hamburgo, hija de un pastor protestante.
Su biografia es lineal y rápida, y contrasta con la de De Maizlere, un hombre pequeñito de barba blanca, casi insignificante, cuyas peripecias vitales son de las que confirman el dicho popular de que la vida da muchas vueltas. El último primer ministro de la RDA, nacido en Turingia, hijo de un funcionarlo prusiano, tuvo que abandonar su vocación por la música -era un profesional de la viola que se ganaba la vida en la Orquesta de la Radio de Berlín cuando una enfermedad nerviosa le afectó su brazo izquierdo. Estudió entonces abogacía, una carrera muy minoritaria en un Estado como la RDA.
Se pasó a la política a principios de los ochenta, ingresando en la CDU, uno de los partidos satélites del SED que tenían adjudicado un número Fijo de escanos en la Volkskammer, y cuyos miembros gozaban de pequenos privilegios, premio a su mutismo. Cuando se derrumbó el régimen, los democristianos orientales le llamaron para encabezar el partido tras esconder bajo la alfombra a los viejos colaboracionistas.
No era, ni mucho menos, el hombre que se perfilaba para encabezar el Gobierno que salió de las elecciones del 18 de marzo de 1990, pero una serie de escándalos y casualidades le dejaron en primera fila. Los fantasmas no tardaron en emerger de ueuajo del felpudo, y ya cuando el 3 de octubre del año pasado se produjo la unificación alemana habían empezado a correr rumores que le acusaban de haber sido confidente de la Stasi.
Tuvo que abandonar la vicepresidencia de la CDU mientras se investigaba su pasadp. Unas fichas en los archivos de la Stasi le identificaban como informador bajo el nombre clave de Czerni. Recuperó su puesto, pero el propio ministro del Interior alemán, Wolfgang Scheuble, dejó flotando grandes dudas sobre su pasado tras la investigación. Finalmente, la crisis interna que sacude al partido, junto con los últimos escándalos que ponen en evidencia el grado de colaboracionismo de los actuales altos cargos de la CDU en la ex RDA, han llevado a Kohl a dar la orden definitiva de proceder a la gran purga. La biografia de De Maiziere vuelve a dar un giro inesperado.
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