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Reportaje:

Moscú desde Mónaco

"Lo que mas me gusta es la caída de las estatuas comunistas", dice un director de ópera

Todos fallaron a la cita del golpe de Moscú visionado desde Mónaco. Fallaron los protagonistas del "escenario más grande del mundo", cual dice Mónaco, un álbum de familia, el reciente y último relato sobre estos Grimaldi, de profesión no ser anodinos pase lo que pase. El 24, 25, 26 y 27 últimos, mientras el mundo abría la boca ante la película de sesión continua del despelote de la URSS, la bandera del palacio de los Príncipes, afincado en el peñón que mira al puerto, permanecía arriada, es decir, el príncipe Raniero no estaba. Nuestra informadora, sabia monegasca, añade: "No sea pícaro; Raniero ya no se casará".Era la madrugada del lunes. Cuando los rusos y un pasmado Gorbachov entonaban el RIP por el PCUS en Moscú, Jack Nicholson, espectador de cinco estrellas de Paul Anka, en el fastuoso Montecarlo Sporting Club, aplaudía fervorosamente para luego, durante más de una hora, firmar autógrafos como si fuese un rapazuelo hambriento de una pizca de gloria. Y se le interrogó: "¿Cómo vive desde Montecarlo el golpe de Moscú?". El pirao de Alguien voló sobre el nido del cuco abrió los ojos hasta más allá de las fronteras de sus cejas, sonrió cariñosamente al mujerío y continuó su labor.

Paul Anka, con su medio siglo disimulado por la alegría de vivir y por sus 700 canciones compuestas y cantadas desde que se echó a los escenarios a la edad de 15 años, recordando a Moscú entonó Libertad para el mundo, y esto mirando la luna llena que caía del cielo azul sobre las 1.000 personas que le aplaudían casi rabiosamente. Nunca en Montecarlo se hace algo rabiosamente a secas.

El público, igualito que en Moscú o en Leningrado, cuando una canción agrada, le lleva rosas a Paul Anka al escenario. "Esto es tal que en Moscú", matiza una señorona monegasca llamada Eugenie, "pero la URSS es un complejo militar/ industrial y Mónaco es un complejo principesco /lujoso /jugador".

Cuando se llega a Montecarlo siempre se espera que Alberto, o Carolina, etcétera, aparezcan en un supermercado o que pasen en coche saludando a la ciudadanía (unos 35.000 residentes, por lo de los impuestos). Nada. Son unos desaprensivos.

"Montecarlo es un milagro, aquí hay que ganarse la vida cada día; esto es el anticomunismo de nacimiento. Y ahora con más tranquilidad de conciencia

Un ombligo de Montecarlo, sin moverse de la plaza del Casino, es el casino: "Qué es eso de Moscú". -El otro ombligo colindante es el hotel de París. Y en el. París, la capilla sixtina es su restaurante, el Louls XV, con Alain Ducasse de jefe de Estado de las cocinas y de todo lo concerniente.

Habla este señor: "¿Cómo sería posible opinar de Moscú? El que se atreva a prever, que lo haga. Yo lo que digo es que, en 10 años, la cocina vasca se numerará después de la mediterránea". Su colega catalán, Santi Santa María, con dos estrellas Michelín en su restaurante El Reco de Can Fabes, en San Celoni, se excusa de lo de la URSS; él ha venido a comer.

En la Ópera de Mónaco, este invierno se estrenará el Don Quijote dirigido por John M. MordIer. Ya dirigió Carmen y La traviata. A este hombre lo que le hace cosquillas "es la caída en serie de las estatuas en la URSS".

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