Un niño de 10 años, drogadicto y traficante, se fuga del correccional y vuelve a Entrevías
"Llegué ayer" decía el chaval entre dientes, con la mirada perdida, llevándose a los labios un cigarro de no se sabe qué. Posando como un héroe. Es conocido como El Pachino o El Ratilla, indistintamente, y se ha escapado del centro de acogida donde le depositó la policía el lunes, tras detenerle con 100 gramos de cocaína y heroína y confesar que trafica y que se droga desde hace dos años. La leyenda asegura que se ha evadido muchas veces. Dicen de él los policías que es "duro, peligroso y demasiado inteligente". Tiene 10 años, un padre en el hospital, una madre en la cárcel y una hermana que pasa droga. Ha vuelto a su chabola del poblado de Pies Negros, donde la ciudad se rompe en jeringas, en Entrevías.
Adolfo, El Pachino, fue detenido el lunes por la tarde por agentes del Grupo de Investigación de la comisaría de Carabanchel en el número 25 de la calle Monte Estremor, una senda de polvo y chabolas atravesada por aguas negrísimas y desperdicios. Adolfo estaba allí con un hermano de ocho años y un sobrino de siete. Sobre un plato, la droga, además de papel para confeccionar papelina, según la policía. Una hermana de 16 años le acompañaba en el negocio, según los agentes. Su padre está internado en un hospital aquejado de una grave enfermedad, en situación terminal, y la madre, en la cárcel. El chaval se autoinculpó del supuesto tráfico de drogas y afirmó que él mismo manipulaba y vendía el estupefaciente y lo consumía desde hacía dos años.Tras su paso por el Grupo de Menores de la Brigada de Policía Judicial (Grume), el juez dictaminó su traslado a un centro de protección de la Comunidad de Madrid en Hortaleza. Pero El Ratilla, fugitivo, ha vuelto al poblado y ha hecho honor a su fama de duro. Ayer se enzarzó en una violenta discusión con dos chicos y un hombretón que le hicieron huir con unos grandes bastones metálicos. "¡Que te vayas!". Él llevaba un piedra en la mano.
"Se ha escapado por lo menos diez veces", dice en su gloria el dueño de un bar cercano. El Ratilla es uno de los 10 niños que ha detenido la policía en lo que va de año por tráfico de estupefacientes, según ha informado Telemadrid. Adolfo, un número más en la estadística: 524 menores detenidos el año pasado por tráfico de drogas en España.
Amnesia
Todos en el poblado de Pies Negros -una brecha de chabolas hundidas en el polvo donde van y vienen los coches caros, los yonkis, los niños mocosos y las ratas- ocultan con cuidado su relación con el chaval. Y su amnesia llega hasta no saber en qué calle viven, la calle donde se detuvo al crío, ni su casa. Las preguntas sobre el Ratilla chocan con el muro de siempre: caras de perplejidad, un "sí, creo que me suena", un "no sé donde vive", entre los rostros morenos. Y los improperios y las provocaciones. "Iros a comisaría a por la información grita una chica, enfrascada en teñirle la cabeza a otra. Al final chillará: "¡Esto huele a madera!". Una gorda matrona descansa a la puerta de su casa y gesticula con toda su humanidad, a punto de caerse de la silla: "Aquí hay mucha gente honrada, yo me dedico a la venta ambulante". Pero despide a las caras sudorosas de los yonkis que se acercan a su puerta: ¿Qué venís a buscar aquí?. Mira que siempre me confunden con la fulana de al lado... "_El problema, dice, son las ratas. "Siempre venís con lo de la droga y no tenemos casas". "El otro día llevamos una chica a urgencias porque le destrozó una rata un dedo", dice un muchacho de pelo largo y collar de oro.
Tapadera
"Pues ya salió el barrio en la tele", comunica una chavalilla de traje floreado en la cabina telefónica. No se habla de otra cosa. Se oye el nombre del Pachino, pero si preguntas, todos callan. "Tíos, es que estoy colgao...". El yonki enseña una jeringa con sangre y saca otra en vuelta en celofán.
"Es imposible que el chaval llevase el negocio solo, los yonkis se lo merendarían", comenta un grupo de hombres malencarados y consumidos que pululan por el poblado. "Seguro que le mandaban a recados; que si 'lleva una papelina a éste' y tal, pero tienen que ser sus padres los que pasan". "Sí, el Ratilla vende droga, pero no es más que una tapadera de las familias que controlan", asegura un yonki temeroso: "Yo es que siempre estoy aquí y tengo que conseguir mi papelina". "Ya veréis cómo ese chico sale pronto", dice un joven que se va deprisa. Acaba de pillar. "Yo vengo desde hace muchos años, a cualquier hora del día o de la noche y es gente muy legal. Se pueden llevar 20 o 25 millones diarios".
Cae la noche en Pies Negros -"mira cómo los tenemos", dice una gitanilla alzando una planta oscurísima- Una muchacha ensaya unos pasos de baile en solitario, se para y reprocha: "Al Final habéis tenido que tirarle la foto ¿no?".
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