Ekirnov consigue la segunda victoria soviética consecutiva
V. J., El Tour agota sus últimas etan cuestiones menores. Con la contrarreloj de hoy como único divertimento antes de enfilar los Campos Elíseos con Induráin de amarillo, el pelotón se entretiene en batallas de menor rango. Así, con los hombres fuertes atados en corto por los Banesto, un tirón al final puede decidir el día y dar una alegría a alguien. Esto fue lo que sucedió ayer con el ruso Ekimov, que concedió al equipo Panasonie su primera victoria en este Tour.
A falta de emoción, un poco de estadística: por primera vez en la historia de la ronda francesa el ciclismo soviético consigue dos victorias de etapa consecutivas. Ayer fue Ekimov en Macon, pero el jueves fue Dimitri Konishev (TVM) el que cruzó primero la línea de meta en Aix-lesBains. Más datos para el archivo: la de Ekimov fue la cuarta victoria de un soviético en la presente ronda francesa -Abdujapárov (Carrera) logró dos previamente- y la quinta desde que en 1903 se corrió la primera etapa. El propio Konishev tuvo el honor de ser el primero, el año pasado en Pau.
Escasas emociones
No parece capaz de avivar emociones lo que queda de carrera. El pelotón lleva ya muchos kilómetros encima y los primeros parecen aceptar su puesto en la general. Así sucede que las radios que acompañan al grupo dedican minutos y minutos a personajes como Didier Virvaleix (Histor Sigma), bautizado por sus compañeros como Popeye, un muchacho trabajador que pegó algún que otro tirón para festejar el hecho de que el Tour pasara por su región de nacimiento.
Fue preciso superar los 100 kilómetros para que algo digno de comentario, pero breve, sucediera. Cuatro hombres -Marc Sergeant (Francia, Panasonic), Hendrik Redant (Bélgica, Lotto), Vassili Jdanov (URSS, TVM) y Brian Holm (Dinamarca, Histor Sigma)- se colocaron a un minuto de ventaja sobre el gran grupo en el kilómetro 120. El Banesto, tranquilo. Ninguno de ellos podía inquietar. El trabajo de persecución recayó en el Toshiba y en el Carrera. A 10 kilómetros de la meta, la diferencia se había reducido a 10 segundos, un suspiro, por lo que la absorción se produjo enseguida.
Buscaban los sprinters posiciones en cabeza para afrontar la llegada cuando Ek1mov, en un soberbio demarraje, se fue sólo a tres segundos para la llegada de Macon. No hubo nueva reacción.
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