Los 'siete' bendicen la integración de la URSS en la economía mundial
La capacidad de persuasión del presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, invitado de piedra en la cumbre que celebran en Londres los siete países más ricos del mundo, ha conseguido ablandar los bolsillos occidentales. Los siete bendijeron ayer la integración paulatina de la URSS en la economía mundial. Gorbachov, que mantendrá hoy tres horas y media de reuniones con los líderes del G-7, recibirá luz verde para convertirse en miembro asociado del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que le permitirá recibir asesoramiento técnico.
Si las reformas económicas mantienen su ritmo, en dos años la URSS podría convertirse en miembro de pleno derecho del FMI y acceder a las líneas crediticias. Igual ocurrirá con el Banco Mundial.Los siete renovaron ayer su carta blanca a la perestroika, emprendida por Gorbachov hace seis años, pero sin que ello implique la concesión de una ayuda económica masiva previa a la demostración, con hechos y no con meras palabras, del carácter irreversible del cambio hacia la economía de mercado.
El presidente soviético confía en que, una vez exponga hoy abierta y confidencialmente sus intenciones y dificultades, sus interlocutores occidentales aceptarán crear un mecanismo internacional permanente para apoyar la transición económica en la URSS. Por lo pronto, los siete han decidido institucionalizar un encuentro anual entre el jefe del Estado soviético y el presidente en ejercicio del G-7.
Gorbachov pasó el fin de semana en una dacha de las afueras de Moscú retocando el discurso que hoy pronunciará en Lancaster House ante los líderes de Estados Unidos, Reino Unido, Japón, República Federal de Alemania, Francia, Italia y Canadá, así como ante el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors.
Las nuevas relaciones entre la Unión Soviética y Occidente, así como la reciente guerra contra Irak, marcaron profundamente la declaración política hecha pública ayer por los dirigentes de los siete países más industrializados de Occidente.
Los países más ricos del mundo, entre los que figuran tres de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Reino Unido y Francia), proponen reforzar y agilizar el papel de las Naciones Unidas, controlar la fabricación y venta de armas, garantizar la paz en Europa, establecerla en Oriente Próximo y conseguir que ese nuevo satán llamado Sadam. Husein desaparezca totalmente del mapa.
Ésta parece ser, en estos momentos, la principal prioridad del Grupo de los Siete.
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