Un homenaje a Cruyff provoca roces entre el Barça y la oposición
El homenaje que el técnico del Barcelona Johan Cruyff recibió a cargo del Fórum Samitier, considerado como la incipiente oposición a la actual junta directiva, ha provocado nuevos roces entre la junta azulgrana y Convergència Democrática. El multitudinario acto del lunes en el Palacio de Pedralbes, al que asistieron la mayor parte de los pesos pesados convergentes, a excepción del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, se convirtió en un apoyo semioficial a Jaume Llauradó, líder del Fórum y aspirante a la presidencia. El presidente barcelonista Josep Lluís Núñez, que no asistió al homenaje, intentó paliar el éxito de la convocatoria almorzando ayer con el alcalde Pasqual Maragall y Cruyff en el palacete Albéniz.Siguiendo una estrategia perfectamente planificada, el Fórum Samitier, que lidera Llauradó, consiguió el lunes su puesta de largo como oposición formal a la junta de Núñez. La excusa de homenajear a Cruyff por ser, junto al inolvidable Pepe Samitier, los únicos que han conseguido el título de Liga como jugadores y técnicos, era, en realidad, la tapadera, según fuentes de la directiva barcelonista, para dar a luz una operación de gran envergadura, a lo que no son ajenos sectores afines a Convergéncia Democrática.
La tesis de Núñez y su junta no es descabellada, puesto que en el Palau de Pedralbes, en una multitudinaria cena, se dieron cita personajes como Marta Ferrusola, esposa del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, Miquel Roca, secretario general de Convergéncia, Joaquim Xicoy, presidente del Parlamente de Catalunya, y un sinfin de empresarios vinculados a Convergència.
La representación oficial de la junta del Barça corrió a cargo del vicepresidente Joan Gaspart, que no desaprovechó la coyuntura para que una de sus empresas gastronómicas sirviera el bufete.
Los asesores de Núñez se movilizaron con rapidez para paliar el éxito de la convocatoria. Nada mejor que un almuerzo en un lugar destinado a importantes personalidades, como el palacete Albéniz. Allí se reunieron Núñez, Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona, y Cruyff.
Maragall justificó inicialmente el almuerzo en clave irónica. "Estamos aquí", dijo "para imitar al humorista Alfonso Arús que nos caricaturiza en sus programas".
Núñez, por el contrario, se mostró muy duro con los organizadores del homenaje: "Es muy fácil hacer homenajes cuando las cosas van bien y todo el mundo está eufórico. Lo tenían que haber hecho la temporada pasada, cuando pedían su cabeza".
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