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Guerra asegura en Barcelona que al PSOE no lo quiebra ni lo sílencia nadie"

Enric Company

"A este partido no lo quiebra ni lo silencia nadie". Este fue el contundente mensaje lanzado anoche por el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, en su primer pronunciamiento público sobre la profunda crisis abierta en las filas socialistas tras la difusión (le las conversaciones telefónicas en las que el,número tres de¡ partido, Txiki Benegas, criticó al secretario generaly presidente del Gobierno, Felipe González. Guerra rompió su silencio en la Feria de Abril de Barberá del Vallés (Barcelona), arropado por centenares de simpatizantes que no cesaban de aclamarle.

Guerra, que permaneció toda la jornada de ayer en Barcelona visitando las 'nf'raestructuras olímpicas, eludió pronunciarse a lo largo del día sobre la más grave crisis que afecta a las relaciones entre el PSOE y el Gobierno desde que los socialistas accedieron al mismo en 1982. El ex vicepresidente del Ejecutivo rechazó todos los requerimientos que le hacían los informadores y cortó de forma tajante a quienes insistían: "Es que no me ha oído usted"El vicesecretario general esperó a cambiar el marco de las obras olímpicas y el diseño, por el polvo del cinturón industrial barcelonés y las multitudes, que cada año desde hace 20 se dan cita en el recinto ferial de Barberá del Vallés, para lanzar su discurso político, en el que no hubo alusión alguna al Gobierno ni al hipotético apoyo que debe prestarle el PSOE.

"A este partido [por el PSOE] no lo quiebra nadie, no lo silencia nadie, no nos van a callar por mucho poder que tenga la derecha reaccionaria. Cuanto más carga los cañones [la derecha], mas cariño del pueblo tenemos [los socialistas]", se limitó a sentenciar Guerra ante la entregada audiencia que se agolpó en la caseta ferial del Partit deis Socialistes de Cataluinya (PSC).

Baño de multitudes

Este fue el broche político a un breve discurso, que hasta entonces había estado marcado por soflamas populistas. "Quiero deciros que estoy aquí con lo más importante que hay: con el pueblo. Vengo de Sevilla, de dejar el aroma de los naranjos y del azahar. Y os digo que lo mejor que tenemos es este pueblo", había asegurado Guerra, constantemente interrumpido por salvas de aplausos.

Guerra fue presentado por Ralmon Obiols, primer secretario del PSC y miembro de la ejecutiva federal del PSOE, como "una persona que ha sido muy atacada, muy insultada, objto de campaña muy ruines y que, por ello, se merece el apoyo político y el cariño de todos nosotros". Arropando el mensaje de unidad que posteriomente transmitió Guerra, el líder de los socialistas catalanes aseguró: "Estamos aquí para hacer, y así lo hacemos, una afirmación de unidad del partido, y una afirmación de unidad del pueblo de Cataluña". Obiols, ante un auditorio formado en su gran mayoría por inmigrantes, prosiguió su mensaje con estas palabras: "Dejadme que hable en catalán para deciros que en esta tierra no hay ciudadanos de primera ni de segunda. Todos somos ciudadanos de primera, que es lo que defendemos los socialistas".

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Guerra había llegado a las 22.30 al recinto de la Feria de Barberá, que hasta ayer había sido visitada por más de un millón de personas. Guerra recorrió la feria en medio de una auténtica melé humana, en la que centenares de personas le aclamaban con gritos de "Alfonso, Alfonso", intentaban estrecharle la mano, que firmara autógrafos o simplemente darle un beso. Un grito aislado -"El hermano, el hermano", en referencia a Juan Guerra- fue la única nota disonante en el baño de mulitudes del número dos del PSOE, 24 horas después de que Felipe González hiciese lo propio en el barrio sevillano de Bellavista.

El dirigente socialista estaba desde el mediodía en Barcelona, donde después de visitar la Fundació Tápies, almorzó en la sede central del PSC con dirigentes, candidatos y cuadros de los socialistas catalanes encargados de la organización de la campana electoral.

Al almuerzo asistieron unas 180 personas, entre las que se encontraba el ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell. Dirigentes del PSC afirmaron que el encuentro discurrió en un relajado ambiente de cordialidad y que Guerra efectuó una exposición de las expectativas electorales del PSOE. Obiols también pronunció un discurso. Fuentes socialistas definieron ambas intervenciones como "parlamentos de amistad".

Tras la reunión, el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, guió a Guerra en una visita a las instalaciones olímpicas, primera que realiza casi cinco años después de la designación de la ciudad como sede de los JJ OO.

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