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De profesión, subastero

Compradores profesionales pujan en la estación de Abroñigal por 30 toneladas de mercancías olvidadas en los trenes

Jaulas para loritos, andadores infantiles, comida para peces, conservas, baldes, ropas usadas e incluso un contenedor abollado y un coche viejo. Ésta es parte de la relación de mercancías pendientes de retirada, sobrantes, rehusadas y abandonadas en consigna, que ayer, como cada tres meses, subastó Renfe en la estación de mercancías de Abroñigal, en Vallecas. En la puja se dieron cita bastantes de los más de 200 compradores habituales dedicados a estas y otras subastas. Algunos despistados, poco informados sobre los tejemanejes de esta compraventa, se fueron sin conseguir ningún lote y convencidos de que son los profesionales de la subasta los que se llevan el gato al agua.

"Esto es una mafia; aquí no conocemos casi todos, y vamo siempre a ver si podemos con seguir el lote que le interesa al de al lado para luego venderse lo sacando el mayor beneficio" Así explica Eugenio López los entresijos de su oficio de subastero. "En la sala [de subastas] las cosas se ponen al rojo vivo entre nosotros, pero luego nos tomamos unos whiskys junto y nos vamos todos tan conten tos", matiza. Eugenio López lleva 25 años dedicado a "la puja" y al negocio de desguace de automóviles que posee en la localidad de San Martín de la Vega.Los productos subastados ayer en la estación de contene dores de Renfe proceden de todos los puntos de España. Son mercancías que nadie ha ido a recoger en destino, objetos dañados cuyo importe ya ha sido abonado por el seguro, pertenencias abandonadas en las consignas y en los vagones de los trenes. Hay de todo y en cantidad.

"Cada tres meses, más o menos, convocamos una subasta En esta última hemos ofertado unas 30 toneladas de los más variados productos", asegura José Luis Martín, encargado del servicio de reclamaciones de Renfe. "Existen unos 200 compradores habituales, a los que les avisamos por carta, y también convocamos al público con anuncios insertados en los medios de comunicación", explica.

Comprador con 13 lotes

"Hemos venido un poco por ver y otro poco para ver si conseguíamos un lote de artículos de jardín", asegura Jesús Romero, que sale de la sala de subastas -habilitada en el comedor de la estación- convencido de que por libre es dificil conseguir algo que merezca la pena. Además, el lote que a él le interesaba era un de los más golosos para los subasteros: varias farolas, respaldos de silla y otras piezas metálicas para el jardín que estaban en muy buen estado.Luis González y Javier Prieto también se van con las manos vacías, pero contentos, porque solamente habían acudido por curiosidad. "Hacemos escenografías, y estos materiales a tan buen precio nos habrían venido muy bien", expone Luis.

La veteranía y el poderío económico son garantía de éxito en este mundo de las subastas. Pocos se llevan un gran número de lotes de mercancía y muchos se tienen que conformar con obtener uno.

En la puja de ayer hubo un comprador que acabó la jornada con 13 lotes, mientras que otros 13 subasteros sólo consiguieron un lote cada uno. "Hemos conseguido ya seis lotes", afirmaban José y Antonio, que asistieron en grupo con otros ocho chamarileros. "Lo nuestro es tradición de años; mi padre ya venía aquí, y yo vendo a puestos del Rastro y en las tiendas de chatarra que tenemos", añade José.

2.000 millones

Para Antonio García, cómico que se jacta de haber compartido ruedo con la cuadrilla de El Bombero Torero, ser subiastero es una manera de equilibrar cada mes los ingresos. "Es que con el arte no se vive", asegura este malagueño afincado en Madrid desde hace 20 años.Los objetos se exponen al público durante los dos días anteriores a la subasta en un almacén de 880 metros cuadrados. Confección, juguetes, artículos de fontanería, calzado y chatarra son los productos más apreciados por los subasteros, profesionales o no.

La tasa de salida fijada para cada lote en la lista de mercancías subastables puede ser multiplicada por cuatro durante la puja. Por ejemplo, un conjunto de bolsos tasado en 10.000 pesetas fue adjudicado en 40.000, mientras que otro comPuesto por piezas de fontanería., con una valoración inicial de 15.000 pesetas, se adjudicó finalmente en 45.000 pesetas.

En total se obtuvieron 2.902.000 pesetas de los 75) lotes que consiguieron pujadores. Bobinas gigantescas de inadera, saneamientos, puerta.s, un revoltijo de ropa usada y varios bidones vacíos fueron objetos que no encontraron z:omprador.

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