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GENTE

Príncipe Hiro de Japón

La tarea de casar al heredero imperial

Descubrir quién será la futura emperatriz de Japón es desde hace tiempo centro de atención de buena parte de la prensa del país, pero a la curiosidad hay que sumar ahora cierta preocupación en los medios palaciegos al observar que no va a resultar sencilla la tarea de casar a Hironomiya Naruhlto-shinno, más conocido como príncipe Hiro, el primogénito del emperador Akihito y de la emperatriz Michiko. El 12 de marzo fue designado oficialmente heredero al trono del crisantemo, el día que cumplía 31 años, una edad en la que la mayoría de los japoneses ya se han casado.El príncipe Hiro, licenciado en Historia y con un master de la Universidad de Oxford, aún no ha encontrado novia y ha visto cómo su hermano segundo, Aya, conocido como el príncipe Akishino, cinco años más joven que él, se le adelantó el pasado junio casándose con una compañera de universidad, la hoy princesa Kiko, de la que se ha anunciado que se encuentra embarazada de dos meses.

En 1985, cuando estudiaba en Oxford, Hiro consideró los 30 como la edad ideal para casarse, pero al cumplirlos el año pasado dijo que no tenía prisa y que quería evitar que su matrimonio fuese arreglado por la Casa Imperial. Todo parece indicar ahora que tal deseo no va a ser posible. Iwao Miyao, segundo gran chambelán de la corte, insinuó en el Parlamento que era momento de actuar, dando a entender que se había agotado la paciencia de los celosos funcionarios de palacio con la idea del príncipe de hacer las cosas a su modo. El heredero, que es un amante de la música clásica y toca con bastante dominio la viola, confesó en conferencia de prensa ofrecida días antes de la ceremonia de sucesión, que tenía aún esperanza de encontrar por sí mismo su futura esposa, aunque admitió que quizás sería necesario emplear una vía distinta.

Hiro, que, satisfaciendo uno de sus mayores deseos, impartirá clases de historia en la Universidad Gakushuin de Tokio, donde se han educado todos los miembros de la familia imperial, es un gran admirador y amigo de la actriz norteamericana Brooke Shields, pero nadie concibe que ésta pueda convertirse un día en emperatriz de Japón. La Casa Imperial ha redoblado, al parecer, en los últimos meses todos los esfuerzos en la selección de candidatas, barajando más de 200 nombres entre jóvenes japonesas cultas, de ricas familias de las finanzas o del mundo académico -preferiblemente de estatura menor que Hiro, que mide poco más de 1,60 metros- y cuyo historial amoroso esté impoluto. Las revistas del corazón especulan desde hace tiempo sobre quién será la elegida. Uno de los últimos nombres que han aparecido en la prensa ha sido el de Hiroko Hashimoto, de 24 años e hija del actual ministro de Hacienda, aunque es bastante improbable que la Casa Imperial se decida por alguien que tenga parentesco político. Otras posibles aspirantes son una joven diplomática, Masako Owada, de 27 años y educada en Harvard, que trabaja en el departamento de América del Ministerio de Asuntos Exteriores; Mari Hatano, de 25, de padre diplomático y ascendencia aristocrática, empleada en un banco norteamericano, y Naoko Taki, que tiene 21 años y es compañera de universidad de la princesa Sayako, la hermana de Hiro.

No parece que, de momento, la tarea sea fácil, porque a las japonesas de hoy no les resulta atractivo el príncipe -aunque dicen que es inteligente, con humor y de ideas abiertas y porque les asusta ser esposa del futuro emperador y piensan que pierden su libertad.

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