El 'síndrome Molowny"
Resulta algo más que casual que al binomio Di Stéfano-Camacho le acompañe ahora la pareja Pinedo-Jareño como si las dos parcelas deportivas del Real Madrid estuviesen ahora gobernadas bajo un mismo diseño mezclando sabiduria añeja con sangre joven.No es casual porque existe un mimetismo entre ambas decisiones, un mismo precedente, el del caso Molowny, y un vínculo: ofrecer a una plantilla desestabilizada un hombre experto con más facultades para la psicología que para la estrategia. Quienes sostengan que el actual Real Madrid se preocupa demasiado por la estabilidad emocional de los jugadores habrán visto reforzado su argumento con lo sucedido en la noche del jueves.
Precedentes
El síndrome de Molowny ya operó cuando Mendoza se planteó el despido de Toshack. Ese síndrome trasciende más allá del concepto de hombre de la casa. Molowny tenía una facilidad innata para tranquilizar grupos humanos, recuperar la motivación y provocar reacciones positivas; significaba un talante, una experiencia y un dominio de la situación.Esta radiografía es la que se ha tratado de aplicar al baloncesto. Por ello el nombre de Ignacio Pinedo, que salió por vez primera de los labios de Raimundo Saporta. Antes se había hablado de D'Amico o Zeravica en idéntico sentido: técnicos pausados, sensatos, de los que no pretenden volver a inventar la pólvora, hombres que saben repartir responsabilidades, poco artificiosos y más proclives a creer en los individuos y no en los sistemas. En definitiva hombres capacitados para elevar la moral de la tropa, el punto débil del Real Madrid en estos momentos.
Su nombre circuló con éxito entre los jugadores cuando algunos de ellos fueron urgentemente consultados. De ahí se explica el entusiasmo con que fue recibido ayer. Por desvelar algunos secretos hay que señalar, en su haber, que su candidatura superó a la de Mario Pesquera en popularidad. Pinedo era, además. una oferta inmediata, barata y sencilla: Pinedo sólo pretende ayudar hasta junio.
Sin embargo, el caso de Pinedo ofrece algunas sombras a partir de un alejamiento de las canchas que data de al menos seis años. Seis años fuera del circo del baloncesto a la velocidad que este deporte está creciendo puede parecer excesivo por más que el técnico conserve aquel talante que le llevó a ser llamado zorro plateado.
Pinedo tiene capacidad de convocatoria en cualquier tertulia, un detalle que le aproximada igualmente a Di Stéfano. Estamos, pues, ante la molownización del baloncesto. Por lo que se ve el Real Madrid se mueve últimamente según un único recetario.
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