Agua

No esperaba al llegar a California que la gente estuviera mucho mas preocupada por el agua que por el petróleo. La madre de todas las batallas va a empezar en Los Ángeles el 1 de marzo. La sequía se ha prolongado durante cinco años. Los embalses están bajo mínimos. Los meteorólogos no anuncian lluvias ni a medio ni a largo plazo. El alcalde de la ciudad ha dicho que los habitantes deben cambiar su estilo de vida, que es hoy lo más parecido al de los peces, siempre a remojo, y aceptar la seca realidad.A las buenas o a las malas, el consumo debe disminuir hasta un 50% en breve plazo. Pero también debe decrecer la población. Cada día llegan a este paraíso 2.000 nuevas criaturas y la natalidad quieren controlarla con cuentagotas, según ha pedido el speaker (presidente) de la Cámara, Willy Brown.

Las multas aterran a los ciudadanos. Una primera infracción para los que sobrepasen el cupo de consumo mensual previsto será castigada con tres dólares por unidad consumida en exceso, además de un 15% de recargo sobre el importe total de la factura. La segunda infracción se castigará con un 25% de recargo sobre el total de la factura. Y la tercera llegará hasta el 75%.

Pero siempre hay quien prefiere multas a dejar de ducharse dos veces al día, y estos violadores crónicos (así les llama la ley) serán sancionados con la reducción de hasta un 90% de lo normal de la entrada de agua en el domicilio. Si el usuario no está conforme, se le cortará totalmente el suministro.

Rogativas, acopio de existencias, perforación de pozos y hasta venta acelerada de viviendas se han disparado por todo el Estado y especialmente en el reseco sur de California. Hasta que las modernas desalinizadoras entren en funcionamiento dentro de un par de años, la región más avanzada y próspera del mundo habrá de acomodarse a vivir como los beduinos.