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Las desventuras de los egipcios en Irak

Durante ocho años Mohamed Maher, un egipcio de 32 años, trabajó para la Orgartización Estatal de Turismo de Bagdad. Hace un mes, obligado por la guerra, se marchó a Trebell, un desolado lugar en el desierto en la frontera entre Irak y Jordanía. Allí ha permanecido desde entonces. El es uno de los 3.000 egipcios que han quedado atrapados en la frontera sin poder seguir hacia adelante porque no tienen visados de salida, y sin Poder volver a Bagdad porque, son demasiado pobres.Los que son capaces de hacer el largo y arduo viaje a través del desierto occidental de Irak para regresar a Bagdad dicen que el esfuerzo no vale la pena.-"Fui a Bagdad hace 10 días", dice Maher. "Pero me dijeron que no hay visados de salida para los egipcios", añade. El Ministerio del Interior evidentemente no está dispuesto a nacer ningun favor a los ciudadanos de Egipto, país que ha enviado tropas a la fuerza multinacional. El regreso de Maher a Trebell, donde está viviendo en una abarrotada choza. alimentado por la Cruz Roja, que proporciona dos pequeñas hogazas de pan, un poco de queso, una . naranja y un pepino cada día. Hay agua suficiente para beber, pero no para lavarse. "Estamos todos muy sucios", dice Abdul Jawad Shaoqi, un ingeniero de Samawa, en el sur de Irak, que también espera pasar a Jordania.

El futuro de los egipcios que se hallan atrapados en Trebell, y que viven en chozas construidas con cajas de embalaje, es sólo uno de los ejemplos extremos; del colapso de los niveles de vida en Irak desde el comienzo de la guerra. El tendido y las centrales eléctricas quedaron destruidos el prim,er día de guerra. El agua ahora sólo puede ser bombeada por medi o de generadores de emergencia. La gasolina, y la parafina ya no pueden ser endidos de forma oficial y solo se pueden conseguir a elevados precios en el mercado negro. En Bagdad, sin electricidad, las tiendas que abren a menudo exhiben sus mercancías en la calle, donde los clientes pueden ver lo que está a la venta.

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