Sainz afrontó los últimos tramos con una escasa ventaja sobre Delecour
El español Carlos Sainz (Toyota Celica), actual campeón del mundo de rallies, aventajaba, al cierre de esta edición, en cuatro segundos al francés François Delecour en la última etapa del Rally de Montecarlo, una vez disputado el quinto tramo de la jornada. Sainz sufrió en la tarde de ayer una de las tradicionales maniobras, protagonizadas por los espectadores que acuden apresenciar la noche del Turini, consistente en lanzar nieve de las cunetas una vez han pasado ya sus ouvreurs (personas que asesoran al piloto en la elección de los neumáticos en cada tramo).
Sainz perdió 11 segundos por ese motivo en la primera pasada por el Turini y afrontó la última etapa pegadito al francés François Delecour (Ford Sierra Cosworth), el piloto preferido por los miles de aficionados que llenaron la montaña. El rally de Montecarlo concluye hoy a las 6.30 horas de la mañana, después de pasar por tercera vez el col de Turini.El español, consciente de lo mucho que cuesta ganar en Montecarlo, señaló poco antes de iniciar la última etapa que "cada año me surge algún problema cuando afronto la última etapa con posibilidades de ganar. El año pasado, Didier Auriol y yo estabamos metidos casi en el mismo segundo y surgió aquel asunto del turbo ; y en esta ocasión me tengo que ver. las caras con un piloto local, como Delecour, buen conocedor de estos tramos pues estas pistas albergan cada año tres rallies del campeonato francés, en el que hasta ahora ha estado corriendo el piloto de Ford". Sainz, pese a todo, no regateó elogios al hombre que, al cierre de esta edición, intentaba arrebatarle su primera victoria en el Montecarlo. "Esta haciendo una gran carrera y Ford ha demostrado que su Sierra funciona mejor cada día".
Un largo historial
Uno de los temores de Sairiz era ser víctima de las iras de los aficionados franceses y, sobre todo, de sus maniobras. En el primer tramo del día, Sainz perdió 11 segundos al encontrarse cantidad de nieve extendida sobre la carretera, presumiblemente lanzada por los aficionados poco después de que los ayudantes del campeón le anunciasen por radio que no había nieve.No era la primera ni la última vez que sucedía algo así. El Montecarlo está plagado de anécdotas de este tipo que acabaron con las esperanzas de muchos favoritos.
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