Un año de suspensión para el presidente del Marsella
La Comisión Nacional de Disciplina de la Federación Francesa de Fútbol anunció ayer, tras nueve meses de investigaciones, la suspensión del presidente del Olympique de Marsella, Bernard Tapie, durante 12 meses, ocho de ellos efectivos, por "faltas graves" contra "la moral deportiva" y "declaraciones injuriosas", así como "amenazas verbales y actos de intimidación", hacia ciertos árbitros. La plantilla de su club decidió por unanimidad declararse en huelga indefinida, incluida la selección -Francia se enfrenta a España en el Campeonato de Europa el 20 de febrero-, hasta que se suspenda la sanción.
Tapie no podrá ejercer durante los próximos ocho meses ninguna función oficial en su club ni estar presente en el banquillo o los vestuarios. Después del anuncio de la sanción, el vicepresidente del club, Jean-Pierre Levreau, anunció que Tapie había decidido dimitir y que confirmaría esta decisión cuando lo estimase oportuno. Otras dos personas también fueron penadas por la comisión: Jean-Pierre Bernés, director general del Olympique, con seis meses, y Claude Bez, el ex presidente del Girondins de Burdeos, que fue inculpado hace dos meses por abuso de confianza y apartado definitivamente de su cargo, con una multa de 50.000 francos (un millón de pesetas).Bez había presentado una denuncia contra Tapie por "tentativas de corrupción" de ciertos jugadores durante la Liga de la temporada 1989-1990, que fue ganado por el Marsella con dos puntos de ventaja sobre el Burdeos. Así, las investigaciones de la comisión se pusieron en marcha el 23 de abril pasado. Ahora, en un documento de 25 páginas publicado para justificar las sanciones, ésta indica que, "teniendo en cuenta los medios de investigación [suyos], las acusaciones [de corrupción] proferidas no han sido demostradas por falta de testimonios externos o pruebas materiales irrefutables". El hecho de que Bez haya sido condenado a una multa por "acusaciones infundadas" constituye un elemento más en favor de Tapie.
Las sanciones en contra del presidente del Marsella se limitan, pues, a dos asuntos de menor índole.
En primer lugar, a la gravación clandestina de una conversación entre Bernés y un intermediario yugoslavo, Ljvo Barin, cercano a Bez, y cuya transcripción había sido entregada por este último a la comisión, que estima que "Tapie y Bernés habían decidido investigar las prácticas delictivas y extradeportivas supuestamente empleadas en el Girondins de forma clandestina, por su propia cuenta y sin pedir ayuda a las instancias deportivas de las cuales dependen, "o a la justicia, o a la policía", y que estos métodos "son totalmente ajenos a la más elemental moral deportiva".
El segundo asunto concierne al envío por Tapie de una cinta de vídeo al árbitro Gérard Biguet tras su actuación en el partido Burdeos-Marsella, del 21 de octubre de 1989, así como a los insultos y "amenazas precisas" que, según la comisión, Tapie lanzó contra Claude Bouillet, el del Marsella-Auxerre, del 8 de noviembre de 1989. Para la comisión, este comportamiento es "incompatible con el de un presidente de un club de alto nivel".
El vicepresidente del Olympique, Levreau, afirma que se trata de una "decisión catastrófica para el club", fundada sobre "rumores, acusaciones infundadas y conversaciones de vestuarios". Según él, se trataría de una tentativa de desestabilización política, ya que Tapie es además diputado por Marsella y próximo a los socialistas. Levreau resalta que el presidente de la comisión, el abogado André Soulier, pertenece al Partido Republicano (centro-derecha), al igual que Jean-Claude Gaudin, presidente del consejo regional de Provenza-Costa Azul. "Es una ocasión de oro para darle un golpe bajo a Tapie quien podría presentarse en contra de Gaudin en las elecciones regionales.
En esta línea se manifestaron los internacionales Papin y Pardo en representación de los jugadores. Su opinión es que la idea es desestabilizar al equipo, algo "intolerable" cuando se aproxima la eliminatoria de los cuartos de final de la Copa de Europa con el Milan. Por tanto, decidieron por unanimidad ponerse en huelga total, es decir que tampoco acudirán a la selección si se les convoca. Esto podría disminuir el potencial de Francia ante su encuentro con España, de la Eurocopa, el 20 de febrero.
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