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Los países desarrollados despiden 1990 con síntomas preocupantes de recesión económica

Las economías de los países occidentales despiden 1990 en un clima de temor a la recesión. Mientras el Comité Conjunto del Congreso de Estados Unidos ha admitido que la economía de ese país "avanza hacia una recesión", el índice Nikkei de la Bolsa de Tokio se ha depreciado casi un 4,3% en los últimos 12 meses. En Europa, sólo Alemania ha mantenido un crecimiento económico sostenido, mientras el resto de la Comunidad se prepara para afrontar la recesión.

El Comité Económico Conjunto del Congreso estadounidense confirmó el pasado jueves que la economía de! este país "avanza hacia una recesión" y citó como una de sus causas la deuda acumulada por los consumidores y las empresas durante los años ochenta. "Esta no es una recesión típica, porque la expansión de los años ochenta no fue normal", afirmó el presidente del Comité, el demócrata Lee Hamilton, al destacar lo imprevisible de sus consecuencias, según informa Efe.Al presentar su informe sobre las perspectivas económicas de 1991 Hamilton señaló que la mala situación financiera en que se encuentran los bancos comerciales, las compañías de seguros y los fondos de pensiones, así como el desastre de las cajas de ahorro y préstamo, han contribuido también a la recesión.

El secretario norteamericano del Tesoro, Nicholas Brady, adimitió implícitamente el pasado Fin de semana la posibilidad de una recesión, que achacó a la crisis del Golfo y la consecuente disminución de la confianza de los consumidores.

La divisa norteamericana ha sufrido una considerable depreciación en los últimos 12 meses, que se ha visto frenada en las últimas semanas. A finales de 1989 un dólar costaba casi 110 pesetas, frente a las 97 pesetas que cuesta hoy y que llegaron a ser apenas 93 pesetas, hace pocas semanas. La caía del dólar se justifica por la entrada en recesión de la economía nortemaricana. La apreciación vivida por el billete verde en las últimas semanas se explica por la incertidumbre de la crísis del Golfo, que refuerza el carácter refugio del dólar. Según algunos analistas, sin la crIsis del Golfo el dólar seguiría bajando debido a la recesión norteamericana. La previsión es que si la crisis del golfo Pérsico se resuelve sin guerra el dolar continúe depreciandose como ha ocurrido durante este año como tendencia.

La crisis del Golfo ha ayudado a mantener el valor del dólar en las múltimas semanas, debido a que las trans,aciones de petróleo se efectúan en esta moneda, creando un foco de demanda fuerte y provocando que los inversores de los países en la zona del conflicto sigan colocando sus excedentes en dólares por miedo a un estallido de la crisis.

Caída del Nikkei

Los análisis no son mas optimistas en Tokio. A pesar de que la japonesa es la economía occidental que mejor se ha preparado desde 1973 para combatir una hipotética crisis petrolífera, diversificando sus compras de crudo y disminuyendo la dependencia del petróleo en sus industrias estratégicas, la bolsa de Tokio ha sufrido un espectacular hundimiento en los últimos 12 meses, hasta el punto de que algunos analistas se remiten hasta la Il Guerra Mundial para alcanzar comparaciones adecuadas a la actual situación. El índice Nikkei, que cerró a 38.915 puntos en 1989, está ya ligeramente por debajo de la barrera de los 24.000 puntos, en una caída de casi 15.000 puntos que supone un 38,5% del total.Los escándalos financieros, la apreciación del dólar en las últimas semanas, los altos tipos de interés, la crisis del Golfo y la inestabilidad política en la Unión Soviética son algunas de las variables manejadas por los expertos para explicar la caída de la bolsa tokiota. Con todo, los expertos hablan de "ajuste sano" del mercado japonés, ya que la caída ha servido para acercar el valor real y el valor nominal de las acciones, inflado meses atrás por el excesivo optimismo y la gran demanda.

La economía británica, que ha sufrido durante 1990 su frenazo más brusco desde el principio de la década, es un buen exponente de la economía europea. Margaret Thatcher, la recién dimitida primera ministra del Reino Unido, ha dejado a su sucesor John Major un inicio de recesión marcado por un crecimiento negativo en el tercer trimestre, con una reducción del PIB de 1,2 puntos, una caída de la producción manufacturera y un recrudecimiento del aumento del paro. El año ha estado marcado también por un número récord de quiebras de empresas, algo que se ha vidido también en el resto de Europa, y muy particularmente en España.

Sólo Alemania parece dar signos de una salud de hierro, a pesar de que está haciendo frente a un desgaste mayor del esperado por el proceso de reunificación.

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