España se juega ante Alemania su clasificación para el Europeo
España se juega esta noche frente a Alemania (20.00 horas) su clasificación para el Europeo de Roma del año próximo. El equipo español acude a Stuttgart con una tranquilizadora renta de 11 puntos, y no debe pasar excesivos apuros para lograr el pasaporte a la fase final ante un equipo que, aun con la presencia del gigante Uwe Blab, no deja de ser un conjunto claramente inferior al español.
La empresa, salvo para Díaz Miguel, no resulta de extrema dificultad, aun reconociendo el actual valor de una selección alemana de gran presencia física, pero sin excesivas excelencias técnicas. Incluso entre ellos mismos no existe una clara convicción sobre una posible e histórica victoria por la necesaria diferencia. La desafortunada gira por los Estados Unidos, donde sólo fueron capaces de ganar un partido de los cinco disputados frente a universidades de mediana calidad, el varapalo sufrido el pasado martes, donde fueron masacrados por los yugoslagos por 120 a 87 (70-30 en el descanso), y la baja definitiva de una de sus estrellas, Christian Welp, no invita al optimismo ni al propio entrenador alemán, el yugoslavo Svetislav Pesic."España debe ganar el encuentro porque es superior. Nosotros tenemos un buen equipo, pero objetivamente el equipo español es mejor". La diferencia de puntos que debería obtener el conjunto germano para igualar la clasificación no resulta una obsesión para el seleccionador alemán. "Sólo debemos pensar en ganar, olvidándonos de los 11 puntos". Pesic podrá finalmente contar con Uwe Blab, pero no por haber conseguido el permiso de su equipo, el Nápoles, sino porque ha sido sustituido como extranjero y está empezando a ser ofrecido a varios equipos españoles.
Convencidos o no de sus posibilidades, los anfitriones han intentado que el ambiente sea caldeado. La federación alemana ha puesto las entradas a precios populares (800 pesetas la más barata y 2.000 la más cara), esperando llenar las 8.000 plazas disponibles.
La selección española llegó a Stuttgart el pasado jueves, y esa misma tarde Díaz Miguel decidió entrenar, cuando no estaba programado de antemano. Los expertos achacan este cambio de planes a los nervios del seleccionador, que van en aumento según se acerca la hora del definitivo compromiso. El equipo español se presenta al completo, y sin problemas de lesiones, una vez que Epi y Llorente descansaron en el partido frente a Inglaterra y que el golpe en la nariz de Antonio Martín no ha ido más lejos que de una fuerte contusión. Díaz Miguel deberá descartar a cuatro jugadores de los 14 que han viajado y todo apuntaba a que serían Arcega, Cargol, Aldama y Ruf.
Stuttgart, el principio del túnel
Cinco años después, la selección española de baloncesto vuelve a un campo en donde tuvo lugar la mayor decepción de la historia del equipo nacional, y el origen de la cuesta abajo sufrida en este quinquenio y que todavía no ha llegado a su fin. Con aquella inesperada derrota ante Checoslovaquia, en la que se perdió el pase a la final, absurda y todavía sin otra explicación que el triunfo de la veteranía ante el miedo visceral, se abrió un capítulo negro en el que ha habido de todo, y la mayoría malo.Llorente, Epi, Villacampa, Romay y Jiménez permanecen todavía en la selección. El alero azulgrana y actual capitán del equipo nacional seguro que no se habrá olvidado de aquellos larguísimos minutos en los que un lapsus de Díaz Miguel le mantuvo en el banquillo durante los momentos decisivos.
Aquel día se perdió una medalla y mucho más. Tanto que todavia, cinco años después, no nos hemos recuperado. Nos metimos en un enorme y oscurísimo túnel del que los jugadores luchan actualmente por salir, conscientes de lo desprestigiada que se encuentra la imagen de la selección. España vuelve a Stuttgart con el mejor equipo de los últimos años y con el mismo seleccionador. El peligro vuelve a ser el mismo. El miedo ante un equipo inferior, la sobrevaloración ajena sumada a la infravaloración propia. En definitiva, el cambiar el "aquí estamos" por el "cuidado que viene".
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