Yugoslavia puede apartar a EE UU de otra final
Yugoslavia, EE UU, Puerto Rico y la Unión Soviética disputarán esta madrugada, a partir de las 12 de la noche hora peninsular española, las semifinales del Campeonato del Mundo de Baloncesto. Salvo la sorprendente presencia del equipo caribeño en lugar de los decepcionantes brasileños, se repiten los otros tres semifinalistas de hace cuatro años en España. En aquella ocasión, EE UU y la Unión Soviética alcanzaron la final, pero no parece probable que la historia se repita, visto sobre todo el actual poder yugoslavo, que puede apartar a los norteamericanos de disputar otra final.
Los yugoslavos son los grandes favoritos no sólo para llegar a la gran final, sino para alzarse con la medalla de oro. Han solucionado sin demasiados problemas sus partidos, a excepción de su encuetro en la primera fase contra Puerto Rico y en el que, después de llegar al descanso con una ventaja de dieciséis puntos, se relajaron hasta perder sorprendentemente. Petrovic está tocado y parece que no se lleva muy bien con el técnico Ivkovic, pero incluso sin el concurso del jugador de los Portland, Yugoslavia cuenta con suficiente arsenal como para demoler cualquier resistencia. Kukoc es su mejor hombre hasta ahora, demostrando estar ya preparado para jugar con Jordan en Chicago, Paspalj ayuda como ninguno y la mejora general como jugador de Divac es el contrapunto perfecto a un equipo campeón.
EE UU rizó el rizo
EE UU ha estado rizando el rizo durante todo el torneo, y al final lo pagaron. La mesa de control les regaló el partido contra Grecia, España les plantó cara, no machacaron a los argentinos como era preceptible y tuvieron que protagonizar una espectacular remontada para vencer a Australia. De tanto tentar a la suerte, ésta les abandonó frente a Puerto Rico y han de sufrir las consecuencias al tener que enfrentarse a los yugoslavos en la semifinal, lo que les puede alejar de las medallas. Tienen juventud y grandes condiciones físicas, pero son inexpertos. Por encima de todo, tienen un juego muy apto para la Liga universitaria pero no el más idoneo a la hora de enfrentarse a un resto del mundo cada vez de mejor calidad. Ello significa que ya no se presentan como un aspirante más cualificado que Puerto Rico. Su defensa ya no impresiona como antes, ni atesoran la calidad de otros conjuntos presentados en anteriores campeonatos. La prueba más evidente radica en sus fracasos en los Panamericanos de 1987 y los Juegos de Seúl en 1988.Yugoslavia ganó en su anterior enfrentamiento -final de los Juegos de la Amistad- y no parece que EE UU sea capaz de dar lo que sería una gran sorpresa.
La segunda semifinal se presenta más igualada. Puerto Rico ha sido la gran y única sorpresa positiva del Mundial. Sus jugadores se divierten dentro y fuera del campo como pueden atestiguar varios clubs nocturnos de Buenos Aires y Seattle. Apoyados en su pareja de españoles -Piculín Ortiz y Rivasy con dos artilleros de gran calidad -Torres y sobre todo Mincy-, forman un buen plantel y es el único equipo imbatido hasta el momento.
Curiosamente, la gran estrella de esta selección es Piculín Ortiz, quien se está despachando a gusto con los que le rechazaron en Madrid [El Real Madrid no ejecutó una opción para tenerlo para la próxima temporada]. Es uno de los tres mejores pivots del campeonato junto a Divac y Mourning, lleva más de diecisiete puntos por partido y es la razón más importante del porqué Puerto Rico va a jugar por las medallas. Queda por ver si con lo conseguido hasta ahora colma sus aspiraciones o por lo contrario intentarán hacer historia y plantarse en la gran final.
La Unión Soviética completa el cuarteto semifinalista. Con más pena que gloria, los discípulos del entrenador lituano Garastas tienen su oportunidad de repetir final. No han mejorado lo que se suponía con la llegada de Volkov, Bellosteni y Sock y siguen echando en falta a su cuarteto de lituanos [Komicius, Kurtinaitis, Sabonis y Marchulenis]. El alero Tijorienko y el pivot Volkov son ahora sus grandes figuras, pero el conjunto sigue desarrollando un estilo de juego antediluviano. No parece optar para recuperar el cetro que ya conquistara en 1984.
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